AKASHA es una palabra de origen sánscrito, que se utiliza para denominar un plano de la conciencia cósmica que actúa como archivo, en el cual se graban o registran todos los eventos, situaciones, pensamientos, emociones y acciones de un ser. Allí esta registrada toda la historia del planeta, asi como toda la historia personal de cada uno de nosotros. Se halla escrito el propósito en la Vida, asi como el programa de nuestro destino futuro según nuestro karma o aprendizaje.
Estas “memorias” revelan situaciones que en el presente ayudan a esclarecer el por qué de nuestras elecciones, experiencias de vida, vínculos, pues están formadas por una multitudinaria masa de información acumulada encarnación tras encarnación.
Cada uno de nosotros al desprendernos de la Fuente e ingresar en los diferentes planos de la materia, emitimos un sonido o tono propio. Este sonido, que tiene resonancia con nuestro nombre elegido en esta encarnación, es el que nos permite acceder a la información álmica individual.
El trabajo de Registros hoy en día es de gran profundidad para aquellas personas que están dispuestas a “mirarse en el espejo del Alma” para remover , liberar y sanar todos los Acuerdos y Contratos Almicos, muchas veces alojados en nuestra memoria celular , revisar las situaciones kármicas y conocer el propósito de nuestra vida para nuestro Mayor Bien y de todos los que nos rodean.
El adjetivo akáshico es un neologismo inventado por la teósofa británica Annie Bésant (1847-1933), que proviene de ākāśa, un término existente en el antiguo idioma sánscrito de la India, que significa ‘éter’ (un fluido impalpable, inmaterial, sutil e intangible, que los antiguos hindúes suponían que penetraba todo el universo y sería el peculiar vehículo del sonido y la vida). Pero no hay ninguna palabra sánscrita que signifique «registro akáshico», a pesar de que el sánscrito es un idioma muy exhaustivo en lo que respecta a nombrar fenómenos paranormales.
Las tradiciones religiosas específicas implicadas (hinduismo y cristianismo) no aceptan estos registros akáshicos, ya que no hay ninguna mención de que sus escrituras sagradas estuvieran registradas en el éter. En esos textos ni siquiera se mencionan estos archivos.
La comunidad científica tampoco acepta los registros akáshicos, debido a la ausencia de evidencia verificable independiente.
Probablemente la primera mención a los registros akáshicos se encuentra en un libro de la ocultista británica Annie Bésant (The Ancient Wisdom, ‘La sabiduría antigua’, de 1898).
Ella propuso (sin evidencia alguna) que los antiguos maestros creían que existían unos registros insertos en otra realidad incorpórea, desconocida para la mayoría de los seres humanos.
En 1913, el teósofo británico Charles Webster Leadbeater (1854-1934) publicó su libro Man: How, Whence, and Whither?, donde cuenta sus experiencias analizando los registros del éter desde el verano de 1910 en la sede de la Sociedad Teosófica (de Besant) en Adyar (Tamil Nadú, India). Allí cuenta la historia de la Atlántida y otras civilizaciones desaparecidas. También ve en los registros que la sociedad en la Tierra del siglo XXVII estará alimentada por energía atómica.
Según la británica Besant, aquellos que pueden acceder a estos registros serían personas con dones espirituales, tales como los chamanes u otro tipo de médiums, los cuales se diferenciarían unos de otros en cuanto al modo de ingreso en dichos registros, pudiendo ser por medio del sueño lúcido, la proyección astral u otras formas de “experiencias fuera del cuerpo”.
Este concepto es de uso mayoritario en las diferentes doctrinas que componen a la Nueva Era. Sus partidarios creen que estos registros akáshicos han existido desde el principio de la creación del universo, creados por Dios para algún proposito especifico, desconocido para el hombre.
Deduciéndose de dichas premisas, sus defensores establecerían diferentes tipos de registros akásicos que contendrían la base de datos de los mundos vegetal, animal, mineral y humano, los fenómenos paranormales, el conocimiento trascendental de las cosas y la vida cotidiana.
Fuente Virginia Escobar / WiccaReencarnada