chakra, equilibrar, técnicas, energía, centros de energía, siete, Reinaldo Dos Santos
Chakra significa rueda o vórtice y es una palabra sánscrita y hace referencia a los siete centros de energía que disponen nuestra consciencia y nuestro sistema nervioso.
Estos chakras o centros de energía, marchan como bombas o válvulas y sistematizan el flujo de energía a través de nuestro sistema energético. El trabajo de los chakras difunde las decisiones que quitamos al renovarse ante las escenarios de nuestra vida. Abrimos y cerramos estas válvulas cuando finiquitamos qué pensar y que estimar, y cuando optamos el filtro sensitiva a través del que anhelamos apreciar el mundo que nos rodea.
Los chakras no son físicos. Son semblantes de nuestra conciencia, como las auras.
Los chakras son más densos que las auras, pero no tanto como el cuerpo físico. Interaccionan con el cuerpo físico a través de dos vehículos principales: el sistema endocrino y el sistema nervioso. Cada uno de los siete chakras está agrupado a una de las siete glándulas endocrinas, y a su vez con un grupo de nervios llamado plexo. También, cada chakra puede coligar a partes y funciones específicas del cuerpo fiscalizadas por el plexo o por la glándula endocrina relacionada a dicho chakra.
Todos tus concebidos, todas tus perspicacias, todos tus posibles estados de conciencia, cualquier cosa que puedas apreciar, puede dividirse en siete categorías. Cada categoría puede sindicar a un chakra en concreto. Así pues, los chakras no solo simbolizan partes concretas de tu cuerpo físico, sino además zonas concretas de tu conciencia.
Cuando sientes tensión en tu conciencia, la sientes en el chakra incorporado a esa parte de la conciencia y a su vez, en las zonas del cuerpo físico, que están concernidas con ese chakra. Donde sientas el estrés depende de porqué sientes ese estrés. La tensión del chakra la revelan los nervios del plexo correspondidos con ese chakra y la participan a las zonas del cuerpo que están fiscalizadas por ese plexo.
Cuando la tensión se ampara durante un período de tiempo, o a un nivel de intensidad definitivo, la persona crea un síntoma a nivel físico.
El síntoma habla un lenguaje que manifiesta la idea de que cada uno de nosotros crea su propia situación y el distinguido metafórico del indicio se hace evidente cuando éste es explicado desde ese punto de vista. Por lo tanto, en lugar de decir “no puedo ver”, la persona correspondería describir esa sensación como una abstención de ver algo. “No puedo andar” simboliza que esa persona se abstiene de caminar para alejarse una situación en la que es desdichado y así continuamente.
El síntoma aprovecha para informar a la persona a través de su cuerpo lo que está sucediendo en su conciencia. Si, al alcanzar el mensaje que ha enviado el síntoma, la persona cambia algo de su forma de ser, ese síntoma ya no tiene razón de existir y puede ser liberado, siempre que la persona se admita a sí misma creer que es posible.
Fuente Reinaldo Dos Santos
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