Los once libros de Carlos Castañeda registran su aprendizaje con un indio yaqui, denominado don Juan Matus.
Durante más de veinte años, Castañeda aprendió la teoría y la práctica de una nueva disciplina propuesta por su exigente maestro.
El arte de los «nuevos videntes» implica la revisión de antiguos secretos de la «brujería» tolteca transmitida a Don Juan a través de un linaje que data de finales del siglo 18.
«Brujería» en este caso significa un camino de experiencia…
A través de un largo proceso de ensayo y error, Castañeda se las arregla para alterar los parámetros de la percepción y explorar otros mundos.
En el proceso de sus aventuras, se encuentra con ciertos seres extraterrestres inorgánicos que presentan un obstáculo o una prueba para el chamán.
El predador
Don Juan habló del tema de temas, «el tema más serio en la brujería»: El predador; la depredación.
Explicó cómo la mente humana ha sido infiltrada por una inteligencia alienígena:
«Tenemos un depredador que vino desde las profundidades del cosmos y se hizo cargo de gobernar nuestras vidas».
Los seres humanos son sus prisioneros. El predador es nuestro amo y señor. Nos ha vuelto dóciles, indefensos. Si queremos protestar, suprime nuestras protestas. Si queremos actuar independientemente, exige que no lo hagamos…
Los chamanes creen que los predadores nos han dado nuestros sistemas de creencias, nuestras ideas acerca del bien y del mal, las costumbres sociales.
Ellos son los que establecieron nuestras esperanzas y expectativas y los sueños de éxito o fracaso.
Nos han dado la codicia, la avaricia y la cobardía. Es el predador el que nos hace complacientes, rutinarios y ególatras.
De acuerdo con Don Juan, los brujos del México antiguo llamaban el depredador, el volador:
«Ya que salta por los aires… Es una gran sombra, impenetrablemente negra, una sombra negra que salta por los aires.»
Esta descripción coincide con miles de cuentas de los bizarros movimientos de saltos, a veces hacia un lado, ejecutados por los alienígenas grises que asaltan o confrontan a la gente al azar.
Fugaces sombras negras son reportadas con menos frecuencia, pero juegan el papel más importante en el largo y detallado reporte de actividad alienígena por John Keel en su libro, The Mothman Prophecies (ver sobre Las Profecías del Hombre-Polilla).
Los escritos gnósticos contienen descripciones de los depredadores alienígenas llamados Arcontes, Arkontai en griego.
Los textos de Nag Hammadi los describen como pesadas criaturas elusivas y sombrías.
El nombre más común para ellos es «seres de la semejanza, criaturas de la sombra.»
¿Podrían ser los Arcontes ser comparados con las «sombras de barro», descritas por Don Juan?
Don Juan le dice a Castañeda que:
«los depredadores nos dieron su mente, que se convirtió en nuestra mente.»
Esta alarmante declaración sugiere un paralelismo inmediato a las Enseñanzas Gnósticas.
La idea de que otra mente puede operar en nuestras mentes sólo se vuelve totalmente claro y cierto cuando la mente exterior ha sido descubierta y expulsada.
Los textos gnósticos describen los enfrentamientos físicos directos con Arcontes de dos clases, un tipo embrionario o fetal, por tanto, los grises de la tradición moderna de OVNIs y un tipo reptil.
La táctica habitual de los Grises es primero aturdir y luego infiltrar la mente del sujeto humano.
En el Primer Apocalipsis de Santiago, el maestro gnóstico instruye a un estudiante en cómo hacer frente a los Arcontes.
Estas entidades depredadoras se dice que «secuestran las almas por la noche», una descripción precisa de las modernas abducciones ET.
El experto en los misterios aprende a repeler los Arcontes con fórmulas mágicas (mantras) y pases mágicos o gestos de poder (mudras).