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Sofía Godio Baez, instructora de yoga y respiración de la Fundación El Arte de Vivir, nos enseña técnicas fáciles que podemos enseñarle a nuestros hijos a la hora de los nervios y berrinches.
En el medio de la calle el chico se para y larga el llanto, pero la madre reacciona distinto, ni tironea para que siga caminando, ni lo reta, tampoco le compra lo que reclama. Simplemente lo llama por su nombre, lo hace pararse derechito y le hace hacer unas respiraciones. Para él no es la primera vez, ya juntos habían experimentado la magia de calmar los nervios inflando el pecho e inspirando aire muy lentamente. ¿Te gustaría aprender alguna de estas técnicas? Sofía Godio Baez, instructora de yoga y respiración de la Fundación El Arte de Vivir hace más de 9 años que viene dando cursos para niños, adolescentes y adultos. Ella nos explica los pasos básicos de la meditación en la infancia.
¿A partir de qué edad es recomendable enseñarles a los chicos a meditar?
Desde los 5 años se puede comenzar a instruirlos en estas técnicas. Lo mejor es que estén guiados vivencialmente, pues con audios o videos pueden distraerse cuando son muy pequeños.
Los ejercicios que se enseñan varían de acuerdo a la edad. Hay que tener en cuenta que un niño no medita como un adulto, por ejemplo, un chico cuando medita quizás se mueve y está con los ojos abiertos. Entonces, primero hay que entender eso y no querer que se comporten como los mayores porque ellos llegan al momento de relajación de otra forma.
¿En qué momentos es útil recurrir a estas técnicas de centramiento?
En momentos de conflictividad emocional. Cuando a los chicos les agarra la rabieta o los nervios, la vergüenza o el miedo, cuando surge esa emoción negativa, el primer paso es que cierren los ojos y se fijen en qué parte del cuerpo está esa emoción, dónde se manifiesta. Por ejemplo: «Estoy enojado porque me peleé con mi hermano», «¿Dónde lo sentís?», «En la panza», «¿Y qué sentís en la panza?», «Siento un fuego, siento las manos apretadas, etc».
Eso ya es como una meditación, porque en realidad lo que queremos hacer cuando meditamos es vaciar un poco tanto alboroto emocional.
En un adulto el alboroto es diferente, en los chicos lo primero es lograr conciencia de qué es lo que me está pasando y una vez que nos damos cuenta, entonces podemos hacer algo al respecto. Este ejercicio lo puede realizar un niño de 5 años hasta un adulto. Los chicos están mucho más conectados y en realidad lo que hacen es más avanzado que lo que hacemos los grandes, es tan avanzado que es hasta simple.
¿La meditación y técnicas de respiración ayudan a que los chicos se concentren más en estudiar y leer?
Un chico que medita y que realiza este tipo de actividades, está más consciente de lo que le pasa, tiene más poder sobre sus propias emociones negativas. Y además, posee herramientas para que cuando alguien lo burle, por ejemplo, para que eso no lo saque de su eje.
Cuando al niño le pasa algo no agradable, pierde la concentración y está angustiado. Entonces, esa emoción comienza a dominarlo y afecta todo lo que tiene que hacer: estudiar, prestar atención en clase, llevarse bien con los hermanos, etc.
Si no sabes manejar lo que te está sucediendo, no vas a poder hacer nada eficientemente, ni de forma centrada (a cualquier edad). Lo fantástico de aprender este tipo de técnicas y practicarlas desde tan chicos es que lo asimilan instantáneamente y nunca más las olvidan.
¿Podés explicarnos algunas técnicas de meditación sencillas?
El Saludo al Sol (o sūria namaskār) es una secuencia de yoga muy buena que además de tener todos los beneficios de yoga, también gasta energía y se trabajan todos los músculos del cuerpo. Entonces el niño se cansa y cuando el cuerpo se cansa, la mente puede aquietarse y observar.
Lo que pasa muchas veces con los chicos es que no se cansan suficiente, entonces toda esa energía extra se transforma en enojo, violencia, en comer demás o en no comer. Luego de los Saludos al Sol, pueden quedarse acostados en un espacio tranquilo y eso para ellos es una meditación, si querés además les podes poner música tranquila de fondo.
Un ejercicio de respiración. Se le dice que respire hondo, que llenen la panza de aire y luego lo larguen lentamente (no se les suele decir «inhalar y exhalar» porque son palabras que no entienden cuando son niños). Ese ejercicio es recomendable que lo hagan varias veces hasta que consigan relajarse. Si bien es una práctica que se hace durante toda la vida, si la realizan desde pequeños, se naturaliza. El objetivo es que aprendan a observar dónde está la emoción y cómo se manifiesta en el cuerpo.
Realmente podemos crear una sociedad totalmente diferente si les damos estas herramientas a los niños: una sociedad más compasiva, que piense en el otro y que no esté buscando sacar ventaja. Se pueden brindar técnicas para que los valores humanos intrínsecos puedan florecer desde que son pequeños.
Fuente Entremujeres
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