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Hay una poderosa herramienta para que termines con las energías de miedo al cambio, te libres de sentimientos negativos y puedas abrirte a una nueva etapa. Cuando cierras ciclos, te abres a lo que siempre has ambicionado, sea un nuevo proyecto, negocio, pareja o cualquier aspiración, donde el Universo maniobra a tu favor.
Para cerrar un ciclo corresponde sanar algunas heridas que aún sigan abiertas. Estamos habituados a dejar en el olvido nuestras sombras o parte negativa, y es cuando salen a brillar con más facilidad. Poseemos la enseñanza de que todo aquello que nos dejó una herida tiene que agonizar dentro de nosotros. Debemos perpetuar que tanto lo bueno como lo malo es lo que nos admite desarrollar. Vivir someramente es acoger una máscara que nos hace olvidar cómo pasar la página de esas heridas profundas contagiándonos el alma.
Hay que examinar las heridas para eliminar situaciones que han sido perpetradoras en nuestra vida, sean cuales sean: papá; mamá; rupturas; rabia; dolor, sentimientos que, al recordarlos, causan llanto. Si es preciso llorar y sacar ese dolor, hazlo, para que luego logres mirar esa herida con ojos de amor.
Ustedes se aclararán ¿Cuándo debemos sanar para cerrar un ciclo definitivamente? En muertes físicas; mermas económicas; destituciones o renuncias laborales; robos o estafas; rupturas sentimentales; peleas; rabias; resentimientos; culpas; miedos; angustias; todos esos complejos que nos prohíben la tranquilidad o circunstancias que se frecuentan bajo un mismo patrón y que no se han determinado.
Fuente Reinaldo Dos Santos
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