bondades, piedras preciosas, semipreciosas
Además de imponer un toque de elegancia a la orfebrería, las piezas materiales derrochan beneficios para el equilibrio interior. Vibran en sintonía con el cuerpo humano en una constante recepción y transmisión de energía. Ellas son el resultado de un proceso de cristalización.
Elegancia, brillo y distinción son términos que definen perfectamente la esencia de las piedras preciosas y semipreciosas. Las crónicas más antiguas delimitan su extracción desde el legendario Egipto hasta las minas del valle de Oxus, en Afganistán.
Rodeados de éstas y a través de los milenios, el hombre ha sentido su poder. Estos minerales vibran en sintonía con el cuerpo humano en una constante recepción y transmisión de energía.
“Con respecto a ellas se han asociado significados espirituales que resultan comprobables. Sin embargo, más que un amuleto su contacto permite contrarrestar la vibración negativa”, afirma Karina Boconó, quien se dedica al estudio de las bondades de los cristales y la bioenergética.
Asimismo, las piedras resultan piezas de estrecha vinculación con la joyería y la orfebrería. “Cuando regalamos una joya, podemos aprovechar su significado para expresar un sentimiento”, asegura Marina Cárdenas, relacionista pública y vendedora de joyas. Pero, no sólo las piedras tienen un significado propio. Cada mes del año y cada profesión tiene su propia piedra.
La orfebre Sandra Pérez asegura que las piedras se han utilizado para identificar, de acuerdo con las propiedades y la energía que transmiten, los signos zodiacales y las profesiones. “La fantasía en joyería consiste en montar los cristales semipreciosos y unir varios colores para crear una ilusión”, afirma.
Fuente Facetas
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