El tarot celta, cuyo arte proviene de las tradiciones celtas, permite a cada individuo incursionar en el universo de la magia celta y descubrir los poderes que duermen en su interior, otorgándole la oportunidad de mejorar todos los aspectos importantes de su vida.
El principal objetivo de este oráculo es ayudar a aquellos que van en busca de la verdad a conocerse mejor para que tengan una visión más clara de sus metas y puedan conocer cuál es su propósito en la vida.
El tarot Celta, es también conocido como la tirada de Cruz Celta, fue creado por los pueblos celtas ubicados principalmente en la zona de Escocia, Irlanda y Gales en la época de la Edad de Hierro (1200 – 400 A.C).
Los Druidas eran miembros que existían en la comunidad y eran personas poderosas que tenían la capacidad de ver el futuro de la gente.
Estaban conectados con los dioses y con una estrecha relación tanto con la naturaleza como sus espíritus y criaturas: duendes, elfos, arboles, viento, flores, tierra, hadas y muchos más.
En el oráculo celta, cada árbol se asocia a un animal, constelación del calendario solar / lunar y letra del alfabeto distinto ya que para los celtas, cada uno de ellos tiene un significado profético distinto.
El legado celta
Se trata, pues, de una provechosa simbiosis que aúna lo mejor de los dos mundos.
El arte misterioso que hay en toda interpretación del pasado, del presente o del futuro se revaloriza incorporando tradiciones compatibles y convergentes.
La cultura esotérica celta se ha caracterizado siempre por su apego a la naturaleza y la transmisión oral de sus enseñanzas.
- Cada fuente, cada árbol, cada criatura de la naturaleza es interpretada por los celtas como la letra de un abecedario cósmico. Se establece una correspondencia entre criaturas reales y cualidades vitales o morales.
Al no existir una fuente de conocimiento escrita es un conocimiento que ha transmitido de maestro a discípulo.
Consiste en una tradición viva que ha sido tallada por el paso del tiempo ganando en matices y aportes de distintas épocas.
En el mismo tarot marsellés existen innegables influencias del mundo celta. Es por tanto un reforzamiento de los orígenes más que un injerto de un sistema filosófico completamente ajeno.
El druida y la naturaleza
El culto de los antiguos celtas no tenía lugar en templos. Sus ceremonias sencillas y de gran riqueza simbólica se realizaban en plena naturaleza.
La vinculación con los elementos naturales era la base de un complejo y completo conjunto de creencias.
El conocimiento alcanzaba su finalidad más perfecta con la armonía de que se establecía entre la comunidad y la naturaleza.
El tarot celta recoge esta cultura y la añade a su sistema descubriendo en ella una forma de interpretación apasionante y bella.
El magnetismo de sus imágenes y la plasticidad de sus símbolos para adaptarlos al mundo moderno son sus grandes alicientes.
Los orígenes y la permanencia de la búsqueda espiritual
El cliente del tarot celta se siente atraído por una iconografía que lo interpela a recuperar su pasado más natural.
Una vinculación con los orígenes culturales de Europa y unas inquietudes espirituales que no han perdido actualidad.
Recupera ese cordón mágico que lo liga a un espacio y paisaje concreto. Intenta descubrir en él una nueva interpretación.
Aquella que le hace partícipe de las tradiciones más antiguas que llenaron de sentido y significado la vida de sus antepasados.
Cuando en el mundo el orden natural era establecido por las fuerzas de la naturaleza sobre las que no habían caído, aún, medidas ni cercos.