Piscis, arquetipo, arquetipo básico, signos zodiacales, Astrología
Con Piscis se completa el ciclo: el individuo arquetípico ha llegado a la fase final de su evolución. Sin embargo, con la posible excepción de Virgo, los Piscis son los que peor imagen tienen de su signo. En realidad, no se trata de que Piscis sea débil, insulso o falto de energía, sino que simboliza la etapa más difícil de la evolución humana, la trascendencia del yo. De este modo, Piscis continúa el proceso iniciado en Acuario, pero de otra manera. Mientras que Acuario presenta a un yo sumergido en un grupo social, lo que en ocasiones puede dar como resultado un ego envanecido que se disfraza de humilde y que utiliza el servicio social como manera encubierta de lograr algo, en Piscis el ego no se subordina al grupo social, sino al universo mismo. El ego, nacido, evolucionado, completado y socializado a lo largo de los signos anteriores, se entrega ahora, en Piscis, a algo superior. En el lenguaje del misticismo, Piscis simboliza la entrega del alma a Dios. No obstante, esto es algo que muy pocos consiguen. Se trata en realidad de algo muy difícil de realizar a medias, y una entrega incompleta de sí mismo puede llevar al desastre.
Por otro lado, Piscis simboliza tanto el final como el comienzo. Piscis es la última fase de un ciclo que en Aries vuelve a comenzar desde un nivel superior de conciencia (cuando entramos en la primavera, e ingresamos en Aries, lo hacemos con una perspectiva mayor, pues tenemos un año más). Por tanto, Piscis puede representar el paso previo al nacimiento de un ser nuevo, y es por esto que se le puede considerar tanto el estado de conciencia que precede al ego como el que lo sigue.
El símbolo de Piscis son dos peces que nadan en direcciones opuestas, por lo que se le puede considerar de naturaleza dual, como a Géminis o Sagitario. En Piscis podemos encontrarnos con dos tipos: el avanzado (Piscis como etapa final en la evolución arquetípica del ego) o el primitivo (Piscis como la etapa previa a un nuevo comienzo en Aries).
En ninguno de los dos tipos existe una fuerte necesidad de hacerse valer o de ser algo en particular. Los dos tipos son muy receptivos. Esto puede hacer que el tipo primitivo tienda a la pasividad o la inacción, y a una actitud de víctima porque el nativo no está dispuesto a asumir responsabilidades. En el tipo avanzado, en cambio, puede haber un deseo de conocer la verdad en un nivel espiritual profundo, e incluso de sacrificarse por ella, lo que da como resultado al mártir, algo muy diferente de la víctima.
El tipo avanzado suele tener la capacidad de contactar con realidades alternativas, de ver aspectos del ser que otras personas consideran imposibles. El tipo primitivo puede acceder también a este tipo de visiones, pero suele quedarse más atascado en la confusión que le produce dicha contemplación. No obstante, los dos tipos poseen una alta capacidad psíquica, capaz de apreciar sensaciones e impresiones de la gente que la mayoría no puede ver. Cuando estas sensaciones o energías son muy negativas, Piscis tiende a debilitarse, pues es como si se contaminara de tanta energía procedente del entorno. Es tal el nivel de empatía con los demás, incluso con los ambientes que les rodean, que se llevan a cuestas toda la energía negativa de fuera, produciéndoles una fuerte debilidad emocional o física.
Piscis suele sentirse atrapado en un mundo donde todavía no está dispuesto del todo a entrar, por lo que es probable que el tipo primitivo busque cobijo en la fantasía, pero es que incluso el tipo avanzado suele refugiarse en un mundo privado al que muy pocos tienen acceso. Este aire de lejanía de muchos Piscis es realmente resultado de su hipersensibilidad.
Es frecuente que Piscis se entregue a los servicios sociales o el cuidado de personas con debilidades físicas o mentales. Sin enbargo, hay un peligro en este tipo de servicio. Un Piscis primitivo puede tratar de fortalecer su ego ocupandose de quienes le parecen que son menos afortunsdos que él. El problema es que, para mantener su posición de primacía, estos nativos tienen que asegurarse de que aquellos a quienes «ayudan» jamás lleguen a mejorar. Esto es muy habitual con Neptuno (el síndrome Munchausen de muchas madres con respecto de sus hijos cuadra bastante con este arquetipo).
Hay que reseñar que, de la misma forma que ocurre con Sagitario, ningún sujeto es un tipo primitivo o avanzado, sino que ambos pueden darse con igual intensidad en el individuo, debido a la dificultad que tiene el Sol (el ego o la conciencia) de navegar en tan vasto océano. Por lo común, ya se trate de Piscis que parecen que entran al mundo o que salen de él, nunca dan la sensación de estar completamente aquí. Piscis debe llegar a entenderse con los sistemas convencionales de realidad cuando ellos pueden llegar a tener algún atisbo de una realidad superior: este es uno de los dilemas centrales de este signo.
El hecho de tener varios planetas en Piscis tiende a reducir la fuerza de la personalidad junto con un incremento de su empatía y receptividad a los demás. Los planetas más emocionales, como la Luna o Venus, pueden dar un carácter propenso a la ensoñación o a la fantasía, con la consiguiente pérdida del vínculo con la realidad. En particular, Venus en Piscis puede ser muy romántico o enamoradizo, pero es también capaz de ofrecer un amor desinteresado.
Los planetas más relacionados con la voluntad o la energía tienen difícil su desenvolvimiento natural cuando están en Piscis. Es lo que ocurre con Marte o el Sol, que para poder actuar con cierta eficiencia, deberían de dedicarse a objetivos que trasciendan los puramente personales, como el servicio a los demás, por ejemplo.
Saturno, símbolo de la realidad dura e ineludible, tampoco se encuentra bien emplazado en Piscis. En cambio, Júpiter, exaltado en Piscis, se encuentra a sus anchas, por el margen que este signo da a la necesidad jupiteriana de expansión de la conciencia.
Fuente pluton en capricornio
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