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En este enlace podemos leer, como comenzó el Calendario Gregoriano
Es interesante repasar como comenzó todo, para poder entender lo que sucede con nuestro tiempo y el por qué de tantas incongruencias. A continuación tenemos la segunda parte de este interesante relato.
El Calendario que se adopto por los romanos se transformo en un sofisticado sistema para la creación de un poderoso ejército. Este duraba 12 meses entre la selección del General del Ejercito hasta la formación de este y la planificación de la táctica elaborada.
En el 133 a.C., (durante la invasión romana de España), el caos y la derrota de los romanos se sucedían en las guerras numanticas que duraron 20 años de resistencia y 11 meses de asedio contra el pueblo Celtibérico de Numancia, lo que ahora se conoce como Soria.
La razón principal fue que cuando el ejército estaba listo para la batalla, en Numancia era invierno y la nieve y las temperaturas por debajo de los cero grados acababan con sus aires de grandeza y todos sus generales fueron derrotados. La solución fue retrasar dos mese el año de los preparativos, moviendo el inicio del año del 1º de marzo al 1º de enero, lo que les haría llegar en la primavera, clima más favorable para estos fines.
Aquí radica la explicación del por qué los nombres de los últimos 4 meses que componen actualmente este calendario, están desalineados con el lugar que ocupan. Este cambio de dos meses hace que Septiembre, que quiere decir siete del latín “Septem”, se transformo en el noveno, recorriéndose dos lugares. De idéntica forma ocurrió con los meses restantes. Octubre, del latín “octo” que significa ocho, está actualmente en decimo lugar. Noviembre, del latín “novem” está en decimo primer lugar y diciembre, diez, del latín “decem”, quedo en decimo segundo lugar. Ahora resulta evidente que el motivo por el cual estos últimos cuatro meses quedaron fuera de sus posiciones originales fue puramente bélico.
El siguiente paso de esta campaña de guerra fue un cerco de más de 9 Km, alrededor de Numancia dirigido por su militar más famoso, Pluvio Cornelio Escipion, que duro hasta el siguiente invierno, evitando que se abasteciera de provisiones y agua. Todos los supervivientes numantinos se suicidaron antes de caer prisioneros.
Debido a que para la época del gobierno de julio Cesar, el calendario utilizado acumulaba un error de varios meses, en el año 45 a.C., Julio Cesar decidió reformar el calendario con la ayuda del astrónomo de Cleopatra, el egipcio Sosigenes. El año 46 fue de 445 días agregando meses como Unidiciembre y Duodiciembre. Este año se conoció como el “Año de la Confusión”. Julio Cesar también dispuso que todos los años subsecuentes fueran de 365 días con excepción del bisiesto, cada 4 años, que tendría 366. Dividió el año en 12 meses y asigno a la mitad de ellos 31 días y a la otra mitad 30, exceptuando febrero, que en años ordinarios tendría 29. Dio su propio nombre, Julius o julio al mes llamado hasta ese momento “quintillis” que significa cinco. El calendario Juliano a la larga, también terminaría por desfasarse de los ciclos naturales. Augusto Cesar, hijo y sucesor de Julio, nombro Agosto, al mes llamado “sextillis” y para que este no quedara con menos días que Julio, le aumento uno quitándoselo a Febrero.
Para el tiempo en que apareció la iglesia cristiana, en el 500 – 1000 D.C., el calendario romano de 12 meses compuestos de días irregulares fue un hecho establecido. A principios de la época de la conquista, 1.500 d.C., se le conoció como el calendario Juliano y se baso en el año sinódico de 365,25 días. Como el calendario Juliano perdió absoluta correspondencia con los ciclos de la naturaleza, la fecha establecida para los equinoccios y solsticios se desfaso de su ocurrencia real. Debido a la acumulación de errores, en 1582 ocurrió un equinoccio de primavera el día que el calendario señalaba como 11 de Marzo, en vez del 21. En Octubre de 1582, para corregir tal irregularidad, el papa Gregorio XIII solicito al astrónomo C. Clavius la reforma del calendario Juliano dando lugar al calendario Gregoriano. Así anulo 10 días y el martes 4 de Octubre de 1582 fue seguido del Viernes 15 de octubre de 1582. Dispuso además, que los años que terminan un siglo, solo serian bisiestos los divisibles por 400 (como el año 2000).
Como ha sido posible observar, las numerosas y arbitrarias modificaciones en la historia del calendario gregoriano comprueban que este instrumento fue corrompido por los intereses políticos, bélicos y personales de generaciones enteras de gobernantes, emperadores y sacerdotes. Si tuviéramos que pensar en el Calendario Gregoriano como una nueva herramienta para medir el tiempo, la humanidad con su actual estado de conocimiento, lo desecharía como si fuera algo sin balance e irregular, demasiado confuso para hacer cálculos y dividido en varias secciones que no son comparables. Desafortunadamente nos hemos acostumbrado a él y no resulta tan sencillo percatarnos de que es una medida artificial. El calendario Gregoriano es, en este sentido, la institucionalización del desorden. Pero no por estar institucionalizado y aceptado, deja de generar desorden, como la frase de Gandhi advierte: “Un error no se convierte en verdad por el solo hecho de que todo el mundo lo crea. Tampoco una verdad puede transformarse en error porque nadie se adhiera a ella.”
Así es este calendario el que sustenta el paradigma macro-organizativo en el que estamos basados, así como los estándares de la vida global, las leyes, instituciones y principios científicos que gobiernan la presente civilización.
Lo crucial en este caso es que una medida artificial de tiempo en la que se crean ciclos arbitrarios, es un obstáculo para nuestra relación con la naturaleza. La importancia de un sentido de pertenencia e integración al medio natural es grande pues nos da elementos para vincularnos con él. En la otra opción la tendencia es aislarnos en ciclos creados por nosotros y para nosotros creando nuestro entorno.
Ahora se explica porque a veces creemos que el tiempo está loco. Quien y cuando se volverá a realizar un cambio de calendario? Hay asuntos que se ven lejanos y a la vez están a la vuelta de la esquina.
Fuente Ada Addais / Wicca Reencarnada
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