amor no dura, motivo, razones, amor, sentimientos, pareja, Reinaldo Dos Santos
Unos abuelos, bromeando y a la vez con irrefutable tristeza, consideran que muchas veces el amor en estos tiempos lo tiene complejo para sobrevivir. Triunfan los servicios a domicilio, gana lo instantáneo. Las inversiones que tienen inseguridad y solicitan tiempo dan pavor y conjuntamente opina que no hace falta que pasen desmedidos años para que nos pretendamos “de vuelta” de muchas cosas: de muchos puestos que hemos pisado rápido y que en realidad no hemos tenido espacio de conocer.
Efectivamente, las parejas comparativamente jóvenes que amontonan años juntos son una especie en peligro de extinción. Los más jóvenes expresan que antes de hallar el amor para siempre hay que haber vivido el amor para un rato. Lo que no saben los jóvenes es que a medida que nos concebimos mayores, acopiamos manías y se lo colocamos más complicado a cupido.
El poco atractivo de las ojeras
Estamos más años, pero somos encantadores durante menos. Contamos con botox, pero no hallamos la alegría. Esa que forja sonrisas y que alimenta la esplendidez que causa otras. Proporcionamos una imagen en la red y simpatizamos con otra que se le consideró, porque si somos sinceros poseeríamos que reconocer que cuando colocamos en gesto en la foto ya engañábamos.
Amar en épocas arduas
El amor tiene que forjar un ejercicio de persistencia, porque no es ajeno a este ritmo de vida que fija nuestro entorno. Aguanta con los nuevos canales de información porque un “te quiero con emoticono” nunca será lo mismo que “uno de palabra con un bonito ramo de rosas y una mirada”. Un paseo por el parque con frutos secos e ilusiones jamás será lo mismo que una cena por Skype rezando porque no fracase la señal.
Nos vencemos antes porque vaticinamos que el otro igualmente lo puede hacer. Vamos forjando las maletas antes de cortar la relación porque no nos sobran los recursos para continuar depositados en una promesa improbable. Somos sensatos más que nunca de la mortalidad del amor y de las consecuencias de su fracaso.
No nos damos la conformidad de probarlo porque no podemos permitirnos que nuestra rutina se destruya un día en caso de que falle. Algo que nos afecta tanto, cuando tenemos muchas cosas que ya nos afectan poco, no es consentible.
Los obstáculos son muchos más grandes que antes, por mucho que a los amantes no les consentirán verse a solas o por mucho que los agasajos en público fueran fuente de censura. Así, hemos asesinado a un monstruo para crear otro más poderoso y que da más miedo. De esta manera posiblemente hayamos evolucionado en muchos aspectos, pero lo indiscutible es que los tiempos actuales son tiempos más enredados que nunca para el amor.
Fuente Reinaldo Dos Santos
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