Kwuang Kung, guerrero, protección, energías negativas, dios de la riqueza, guardián
Kwuang Kung es el dios guerrero más poderoso del panteón taoísta. Guerrero guardián y dios de la riqueza. Forma parte de la historia China y sus memorias se encuentran en uno de los libros clásicos de la literatura de aquel país: El romance de los tres reinos. Nació en el año 162 y su madre le enseñó lealtad y justicia. Desde joven amó la honradez, el honor, la rectitud y la bondad. Cuando empezaba a ser adulto se rebeló contra un noble corrupto y por ello fue desterrado de su pueblo. Su fuerte voluntad y su constancia rápidamente lo llevaron a alcanzar la fama, ya que usaba todas sus habilidades para defender a las personas de la injusticia, la deslealtad y el abuso del poder. En su viaje por China aprendió grandes lecciones y conoció a dos personas que se convirtieron en amigos muy fieles. Llegó a formar un ejército de 300 hombres y consiguió el puesto de General principal del Imperio Chino.
El emperador lo respetaba tanto que, además de hacerlo general de todas sus tropas, lo nombró consejero; ya que la sabiduría de Kwuang Kung eran casi tan grande como su habilidad con la espada. Murió en el 220 con 58 años de edad, como prisionero de un general traidor de nombre Tsao Tsao. Este general quería derrocar a la dinastía Han y con ese fin tendió una trampa al valeroso guerrero para obligarlo a servirle; sin embargo, Kwuang Kung nunca se doblegó ante él y declaró con voz firme que prefería la muerte antes que dirigir tropas enemigas. Después de eso fue ejecutado. Tan memorable fue su lealtad que las leyendas atribuyen a esta virtud la causa de que alcanzara la inmortalidad. Desde entonces protege a los que requieren ayuda.
Su ropa sigue el estilo antiguo de la milicia imperial y se encuentra adornada por nueve dragones que representan su poder. La misma fuerza que demostró en los campos de batalla la usa ahora, en la inmortalidad, para defender las casas u oficinas a donde es invitado. Siempre lleva consigo una afilada y hermosa espada para cortar los espíritus o energías negativas que intentan hacer daño. Cuando te dispongas a consagrarlo en tus espacios debes limpiarlo con incienso de sándalo. Enciende una varilla y rodea la figura repitiendo el mantra Om ha hum.
Fuente Alfnso León / Estampas
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