Jugar con las pseudociencias puede ser tan útil y efectivo para la mente humana como lanzar teorías duras y pesadas de lo que solemos catalogar como científico, en nuestro día a día.
Carl Jung, mediante su teoría de los arquetipos, encontró que el tarot es una colección de simbolismos con gran beneficio para la psicología analítica; de acuerdo con sus estudios, el médico suizo dice que dicha baraja está compuesta de imágenes con las que uno interactúa para hallar determinado contenido que decimos no conocer, pero en realidad no es otro más que ése que guardamos en lo profundo de la mente.
“Esas ideas arquetípicas que toman la forma de ilustraciones extravagantes, son la oportunidad, según Jung, que tiene el hombre de buscar sus condiciones del presente, sus vivencias del pasado y sus disposiciones al futuro”.
Las cartas del tarot consisten en los mazos ordinarios que todo mundo conoce, sólo que en su caso específico, existen 21 cartas más de situaciones exactas que pueden dar pauta a múltiples interpretaciones en la lectura simbólica de su composición.
- Esas ideas arquetípicas que toman la forma de ilustraciones extravagantes, son la oportunidad, según Jung, que tiene el hombre de buscar sus condiciones del presente, sus vivencias del pasado y sus disposiciones al futuro.
Valiéndose de la metafísica, la alquimia, la astrología y demás estudios esotéricos, el psicoanalista parte de sus investigaciones en torno al inconsciente colectivo –esa constitución del mundo que nos precede– y la manera como nos preocupamos por las cosas, para describir la lectura de estas cartas ancestrales como un ejercicio capaz de identificar las represiones, angustias o complejos que nos atormentan, en un intento de diálogo personal.
Plática que apuesta por la superación de estos conflictos y el alejamiento de algún proceso neurótico.
“Siguiendo a Jung, interpretar lo que cada tirada tiene para decirte es un intento por conocerte a ti mismo; en esa introspección se pretende que el diagnóstico y la cura se propicien de propia mano”.
En otras palabras, aprender a leer el tarot y echarse las cartas a uno mismo es incitarte al autoanálisis. Siguiendo a Jung, interpretar lo que cada tirada tiene para decirte es un intento por conocerte a ti mismo; en esa introspección se pretende que el diagnóstico y la cura se propicien de propia mano, lo cual ha sido objeto de debates y muchas discusiones desde que Jung lo propuso, desacreditando la práctica propuesta.
Puede que no parezca por completo serio, que el haberse basado en teorías filosóficas o de lo oculto no le dé una validación consistente, que haya algunos escépticos que subestimen las enseñanzas del señor Carl; sin embargo, analizar los sueños y buscar una guía simbólica en las barajas podría resultar un primer paso para que te atrevas a decirte lo que sea necesario y no calles en el engaño perpetuo de “no pasa nada”.
Conforme a lo expresado, cada carta, dependiendo de su tirada –individual, en grupo o en combinaciones especiales–, puede ser interpretada de acuerdo a los estudios que haga el mismo lector de los símbolos, pero deben respetarse las líneas básicas de su conformación estética para no perder el vínculo de la representación con la naturaleza del mundo.
A continuación, una guía básica para no perder el rumbo de esa lectura:
El loco
Es la caracterización de carpe diem (vive el momento) por excelencia, representa aquel deseo de abandonarlo todo y lanzarse a la aventura, ese deseo de libertad que tiene que ir acompañado por la confianza en sí mismo y un fuerte poder de decisión para no perderse en el camino.
Simbolismo: La inocencia y asombro.
Arquetipo: El joven.
El mago
El mago representa la sabiduría, perspicacia, astucia y creatividad necesarias para afrontar una determinada situación o persona.
Simbolismo: La magia y el poder.
Arquetipo: El burlador o el capaz.
La papisa
Representa el ánima; tu parte femenina en acción, un llamado a usar todo tu instinto e intuición.
Simbolismo: Intuición
Arquetipo: El ánima – el elemento inconsciente femenino en la mente masculina o la influencia de su madre en la vida.
La emperatriz
Representa la abundancia y fecundidad tanto en lo material y espiritual como en las acciones inteligentes.
Simbolismo: La naturaleza y la fertilidad.
Arquetipo: La madre.
El emperador
Representa la energía masculina, la madurez mental, la fuerza y la perseverancia para alcanzar los objetivos.
Simbolismo: La autoridad y el poder masculino.
Arquetipo: El Padre y el héroe – el hombre que se quiere ser.
El Papa
Representa a aquel ser conectado con lo material y espiritual. Sabias decisiones o la búsqueda de un maestro o consejo.
Simbolismo: Orientación o un maestro.
Arquetipo: El viejo sabio.
Los amantes
Representación del dilema, la necesidad de elegir entre dos o más situaciones o personas; nos aconseja inclinarnos por aquello que el corazón nos dicta.
Simbolismo: El amor y la unión de los opuestos.
Arquetipos: El alma o bien, conjuntamente, el ánima y animus (lo contrario de la ánima, el elemento masculino de lo femenino).
El carruaje
El carruaje representa el éxito y la conquista de una meta, también indica que el camino o la decisión que has escogido es la correcta.
Simbolismo: El trabajo duro y la victoria.
Arquetipo: El guerrero – la lucha.
La justicia
Esta carta nos invita a la reflexión a la hora de tomar una decisión; analizar lo positivo y negativo de la situación para escoger el camino que mejor nos convenga.
Simbolismo: El equilibrio y la justicia.
Arquetipo: Justicia.
El ermitaño
Representa el aislamiento para alcanzar la sabiduría; nos invita a la introspección y a buscar la respuesta en nuestro interior.
Simbolismo: La sabiduría
Arquetipo: Viejo sabio.
La rueda de la fortuna
Representa acontecimientos inesperados, un golpe de buena o mala suerte, el cambio y la espontaneidad.
Simbolismo: El cambio se mueve en círculos.
Arquetipo: La suerte y el destino.
La fuerza
La fuerza es la carta que nos llama al control para afrontar una determinada situación, dominio, fuerza, y voluntad.
Simbolismo: Determinación.
Arquetipo: Resistencia.
El colgado
El colgado representa el autosacrificio y la transición de un ciclo a otro.
Simbolismo: El sacrificio necesario.
Arquetipo: Sacrificio.
La muerte (La carta sin nombre)
La muerte, al contrario de lo que se podría pensar, representa el cambio, la transformación, el fin de algo y el inicio de algo más.
Simbolismo: El cambio; la transición.
Arquetipo: Renacimiento
La templanza
Representa la calma y la tolerancia a las circunstancias venideras.
Simbolismo: Moderación.
Arquetipo: La unión de los opuestos.
El diablo
Representación del lado más mundano, los instintos básicos y vicios humanos: lascivia, egoísmo, avaricia. Es un llamado a detenernos y mirar a nuestro alrededor, alejarnos de nuestra actitud negativa y de lo material.
Simbolismo: El ser atrapado.
Arquetipo: El burlador o energía sexual.
La torre
Representa castigo, pérdidas y cambios repentinos negativos provocados por la ambición; es un llamado a tener cuidado con la ambición desmedida.
Simbolismo: El caos, el cambio no deseado.
Arquetipo: el caos.
La estrella
Representa la fe, esperanza y el progreso. Aspectos positivos en todo nivel.
Simbolismo: La esperanza y el espíritu.
Arquetipo: La estrella.
La luna
La luna es una nueva representación de nuestro lado oscuro y el temor a lo desconocido. Nos advierte de posibles engaños y relaciones mal encaminadas. Un llamado a despertar de aquellas ilusiones y sueños que no nos convienen.
Simbolismo: Emociones.
Arquetipo: La luna; los sueños.
El sol
Representa felicidad, alegría, éxito; nuevos comienzos positivos en todo sentido.
Simbolismo: Alegría.
Arquetipo: El sol.
El juicio
Esta carta es un llamado a la reflexión, a hacer un balance de nuestra vida e identificar los aspectos que nos impiden la evolución. Representa el fin de una era negativa y un último paso para alcanzar la meta propuesta.
Simbolismo: Sentencia y finalización.
Arquetipo: Evaluación y recompensa.
El mundo
Representa la armonía y estabilidad entre el lado espiritual y el terrenal; la plenitud absoluta. La carta de la victoria sobre todos los dilemas y problemas.
Simbolismo: El cumplimiento.
Arquetipo: La satisfacción, la plenitud.
Por muy lejano que esté de la ciencia, al final se trata de algo que proviene del humano y puede, por lo tanto, dar cuenta de su comportamiento, sus creencias y sus necesidades.
Es obvio que no todo es una verdad absoluta y la enajenación con estas prácticas no es lo mejor del mundo, pero tampoco se pueden descartar como un ejercicio inútil y ocioso, así como tampoco se deben aceptar como efectivas y únicas vías.
Para seguir leyendo sobre el tema, busca El tarot mítico de Dalí y El tarot según Alejandro Jodorowsky.