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La espiritualidad va más allá de lo material y lo terrenal. No es una religión ni una doctrina, la espiritualidad es cuidar y mimar nuestro interior, dejar que nuestro corazón salte los abismos que crea nuestra mente y cultivar nuestros valores humildemente.
Dicen que si este texto llega a tus manos, no es por casualidad, sino porque hay algo que necesitas comprender.
Hay momentos de nuestras vidas en donde nos sentimos perdidos, y es justamente en este momento en donde habrá un encuentro. Un encuentro contigo, con tus miedos, con tu alma.
A continuación te presentamos las cuatro leyes de la espiritualidad de la filosofía hindú:
- Quién llega a tu vida siempre es la persona correcta:
Todas las personas que llegan a nuestras vidas tienen un propósito, y nos dejan un poco de sí y se llevan un poco de nosotros. Esta es la prueba de que dos almas no se encuentran por casualidad.
Las casualidades no existen. Cada persona que nos rodea están ahí por una razón, inclusive aquellas personas que son toxicas. En cada interacción que haya están aportándonos algo. Cada uno de nosotros aporta algo positivo, así sea a través de un rasgo negativo.
Todas sin excepción juegan un papel importante en la vida, y tienen algo que decirnos. Hay que estar atentos a quienes nos rodean y a que vinieron a nuestras vidas, agradece su aparición en nuestro camino asi te haya complicado la existencia en algún momento o nos apoyara fielmente. Absolutamente todo suma en la vida.
- Todo lo que sucede tiene una intención:
Nada de lo que acontece en nuestras vidas podría haber sido de otra forma. Lo que sucede es lo que debe de suceder, cada situación genera una experiencia que ocurre en el momento indicado y por medio de ello se extrae un significado concreto, un aprendizaje. Pensamos en lo que pudo haber sucedido y crear situaciones irreales en las que actuaríamos de manera distinta, y por resultado conseguiríamos algo distinto de lo que se obtuvo.
Los cambios son para generar situaciones impredecibles, por lo tanto hay que aceptar que lo que sucede ya sucedió y no hay otras posibilidades para cambiarlo. “Lo hecho, hecho está”. Nuestros comportamientos generarán en nuestro entorno una línea de acontecimientos que irán marcando nuestro camino. De esta manera, no hay porque amargarse con lo que pudiéramos haber hecho y no se hizo, cada cosa tiene su momento y lleva su tiempo para reconocer los aprendizajes.
- Cada momento es perfecto para iniciar algo:
A veces nos ponemos ansiosos por hacer algo, caemos en desesperación y nos atormentamos pensando que tenemos el control de cada situación y sabemos en qué momento es el indicado de iniciarlo o no, pero, hay momentos en donde las cosas inician cuando menos lo esperabas y te genera dudas.
Cada cosa que comienza lo hace en su momento exacto, cuando aparece algo nuevo es porque estamos preparados para verlo y disfrutarlo ya que lo atrajimos a nosotros. De esta manera, cuando aparezca algo nuevo, disfrútalo.
- Todo tiene su tiempo en nuestras vidas:
Cuando algo termina, termina. Y no hay que aferrarse a nada ni a nadie. Solemos atarnos a muchas cosas: historias y emociones, que no nos ayudan en nada ni nos dejan progresar. Aunque es muy difícil despedirse de esas cosas, es mejor aceptar que ya eso termino en nuestras vidas a mantenerlo a nuestro lado generando malestar y dependencia.
Progresar y continuar hacia adelante, es lo que te hará enriquecerte. Recuerda que tú eres el responsable de tus decisiones y de cómo fluyen las cosas en tu vida.
Fuente Reinado Dos Santos
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