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Sea cual sea tu edad, la vida es fascinante. Y muchas veces creemos que ser feliz es algo muy complejo, pero ¿Si supieras que hacer para sentirte mejor lo pondrías en práctica? Todos tenemos preocupaciones, deseos, sueños. Hay momentos en donde te preguntas porque alguien se ve más feliz que tú, y ¿Cuál será la diferencia? Que esas personas le ponen atención a lo bueno que le ocurre. Como ya se sabe el foco de atención es de suma importancia.
A pesar de que es difícil, debes ser emocionalmente inteligente para conservar contigo solo recuerdos positivos. Si tienes contigo varias alternativas para continuar hacia adelante, asegúrate de mantener aquella que sabes que a la final no te va a entristecer.
Nadie quiere vivir una vida en donde no se sienta feliz, por eso manejar el foco de atención es primordial para el bienestar físico y emocional propio. Por ellos, detectar pequeñas cosas que nos hacen sentir bien es clave. En este sentido, conmemora que puede salir mal, pero si no sabes lo que deseas o lo que buscas será mucho más dificultoso que salga bien.
Se trata de tu fuerza emocional para tener claro hacia dónde quieres dirigirte, y que a su vez vayas descubriendo como llegar. Con la felicidad se obstaculiza en el trayecto, pero también es algo necesario.
Es totalmente lógico que si nos proponemos a hacer labores que nos gustan y nos reaniman, demos con fuentes de energía positiva. La felicidad estará allí esperándote, en el momento justo y en el camino correcto para ti. Y bien, ¿cuál es el camino correcto? Uno individual, fundado en pequeños costumbres que nos conciben apreciar mejor cada día.
No hay un procedimiento equivalente por el cual tú y yo logremos ser felices: cada cual es feliz de forma especial y definitiva. Por ejemplo, yo soy capaz de deshacer tristezas escribiendo o tomando café con amigos, pero es viable que tú lo consigas haciendo deporte.
Lo mismo sucede para asuntos menos triviales de nuestra vida. Es cierto que en estas no eres capaz de arriesgar qué va a ocurrir en el futuro, pero sí que eres capaz de imaginar que alguna decisión va a hacerte daño y que puedes evitarla. Emplea esa inteligencia emocional de la que conversábamos al inicio y admítete más caricias que heridas.
Fuente Reinaldo Dos Santos
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