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El miedo es uno de las emociones más fuertes que un ser humano puede tener y que puede llegar a dominar y manipular a un individuo en todos sus ámbitos. Todos estamos llenos de miedos y estos nos inducen desde que tenemos uso de razón. De esta manera, hay miedos que son ineludibles para resguardar la vida, como el miedo a establecidas situaciones que infringen contra la estabilidad, como puede ser la exposición al fuego, ahogarse en la corriente de un río en el mar, caerse desde una gran altura, la toxicidad de ciertas sustancias venenosas, el contacto con la corriente eléctrica, etc.
Por otra parte, hay miedos que no están fundamentados, ya sea por causa de falsas creencias o por manipulación de personas, que al ser de forma continúa se vuelve valido y creíble por muchos. Hay miedo a ciertas enfermedades sin saber muy bien sus causas o como eliminarlo, pero al tener un buen conocimiento sobre esto hay control sobre esta emoción.
Asimismo, este conocimiento puede despertar sufrimiento al ver como tantas personas están paralizadas ya al hecho de una creencia que puede matarlos, aparenta ser innecesario y causado por el desconocimiento, pero es lo adecuado en el proceso evolutivo de esa persona que sufre.
Pero ya apartando el miedo a las enfermedades, uno muy común es el miedo que nos controla a Dios. Una vez que se sabe cual fue el auténtico origen de la Humanidad, quienes eran los “dioses” y a qué llegaron a este planeta, cómo y para qué se establecieron las religiones, por qué se estableció el monoteísmo, y examina las pruebas y los hallazgos arqueológicos no generalizados que hay sobre este tema, se siente librado de dogmas, pero además asqueado de tanta manipulación.
La manipulación religiosa han estado desde el inicio implantándonos miedos y creencias que son falsos todo con un motivo: dominar. Cuando les conviene dan los textos como verídicos y cuando no, los dan como “sentido figurado”, “parábolas”, o indican inclusive que quedan “escritos en códigos que solo ellos pueden descifrar”. Cuando es preciso, alcanzan hasta a cortar los escritos o suprimirlos de “apócrifos”, como lo que ajuste para conservar a las masas hipnotizadas. No obstante hay veces que cuando la mentira ya se hace demasiado indudable y quedan al manifiesto tienen que ceder e inspeccionar que la Tierra no es plana, sino redonda; o que quedó mal el haber asesinado a tantos seres humanos por pensar distinto, incriminándolos de herejía o brujería.
Asimismo, hay personas que le temen a la Astrología, el saber que le depara el futuro y sobre todo cuando se habla de cosas desagradables que pueden ocurrirles, esto solo es para prevenir futuros hechos que son necesarios identificarlos para nuestro desarrollo evolutivo. Todo lo que ocurre tiene una razón, nada es casualidad y al final nos daremos cuenta que de las situaciones más difíciles o desagradables son de las que más aprendemos o a las que más provecho les sacamos. Constantemente poseeremos el control o la posibilidad de optar como reaccionaremos. Inclusive, el revelar qué nos puede ofrecer el futuro no es casual, es una forma planeada para prepararnos para el evento y facilitarnos herramientas con las que elegir la mejor disposición cuando llegue el momento de afrontarlo.
Aunque también está el miedo a la represión existe el peor de todos los miedos y es el relacionado con la muerte. Es muy grandiosa la calma que se fundamente al saber que la muerte en contexto no existe, que nuestra alma es inquebrantable, que vamos excluyendo los cuerpos físicos cuando ya no nos aprovechan en el transcurso de evolución espiritual, para volver a simbolizar en otro, con otro plan de vida apropiado al siguiente nivel. Que hemos estado en este planeta (o en otros) muchísimas veces, interpretando diferentes personajes, buenos y malvados, como si de una obra de teatro se alternase, que todos ellos nos han contribuido experiencias y que lo que hoy somos es la consecuencia de todo ese anterior trabajo.
Cuando abandonamos el cuerpo que en estos momentos ocupamos no ha acaecido una desgracia, sino el fin de un proceso. Lo que continúa es que volveremos a nuestra etapa natural hasta que dispongamos regresar a encarnarnos para regocijarse de nuevas experiencias, pero en un estado de desconocimiento del bagaje de sabiduría amontonado. A pesar de que hay muchos miedos, una vez que soltamos esa carga esto nos libera. Nos hace sentir más ligeros, y con una mejor perspectiva del Universo. Es necesario que todos se liberen de estos miedos porque lo único que hace es atarnos, aquejarnos y paralizarnos.
Fuente Reinaldo Dos Santos
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