relaciones de pareja, mitos, frecuentes, reflexión, Reinaldo Dos Santos
- Es bueno apreciar algo de celos dentro de la pareja.
- Las promiscuidades no son graves y ayudan a estimar una buena relación.
- El amor no posee límites.
- Es significativo participar todo.
- El amor es para siempre.
Fundamentalmente, las relaciones interpersonales que fundamos suelen establecerse en modelos de relaciones entre otras personas, que observamos a lo largo de toda nuestra vida. El modo en que nos relacionamos con los demás surte a partir de una composición de interacciones y conductas que reproducimos, rechazamos y/o cambiamos de conductas que hemos asimilado previamente. Asimismo, vamos erigiendo nuestras propias relaciones con los demás. Calcando, impugnando y/o transformando las conductas de los adultos que nos envolvieron o nos constituyeron durante nuestra infancia.
Nuestros padres, o tutores, nos han aprovechado de modelo para copiar o rechazar o modificar nuestras relaciones de pareja; en la escuela, las relaciones entre profesores y alumnos, entre los maestros entre sí y con nuestros pares o compañeros, han ido constituyendo la manera en que nos correspondemos socialmente con los demás. En el recinto laboral, nuestras relaciones con nuestros jefes y compañeros o subalternos, además nos tributan, regularmente, información apreciable sobre las relaciones interpersonales y nos admiten aprender y atesorar nuestras relaciones, en general.
Pero además hay ciertos mitos, usualmente aceptados, que suelen perjudicar las relaciones de pareja, ya que facilitamos por sentado que son correctos cuando, en realidad, no es así.
Mito 1: Es bueno apreciar algo de celos dentro de la pareja.
Los celos NO son buenos. Las personas celosas tienen complicaciones emocionales subyacentes (no precisamente se trata de problemas graves, inclusive logran ser muy leves). Las personas celosas son personas algo inseguras y tienden a ser posesivas. Suelen ser personas controladoras, que no viven ni resignan vivir en paz a los demás (debido a sus propias inseguridades). Ocasionalmente, hay personas que opinan que si sus parejas son celosas o posesivas, esto es un signo de “amor”. Error. No sólo NO es un símbolo de amor, sino que igualmente es un signo de dificultades emocionales. Una persona celosa, rara vez logrará conservar una relación de pareja saludable. Los celos NO son amor. El respeto y la confianza, sí.
Mito 2: Las promiscuidades no son graves y ayudan a estimar una buena relación.
Hace poco, una afamada actriz expresó que ser infiel a su pareja era muy bueno ya que eso sustentaba el deseo entre ambos y creaba que ambos apreciaran más a la pareja. Las parejas que eligen, prefieren, deciden – de común acuerdo – poseer una relación de pareja abierta, suelen tener relaciones con otras personas fuera de su pareja. Pero, en ese caso, ambas partes toleran que la otra parte posea una relación fuera de la pareja. Vale indicar, NO hay engaño, NO hay infidelidad. Uno y otro han convenido que consiguen apalear otras relaciones alternativas, libremente. Pero en el caso de las parejas tradicionales o monógamas, las relaciones fuera de la pareja (sin el consentimiento de la otra parte) componen un engaño. Mentir, ser infiel, engañar, no son gestiones que edifiquen una pareja saludable. Involucran una incorrección total de respeto por las tres personas implicadas. Falta de respeto por uno mismo, falta de respeto por la pareja segura y falta de respeto por la tercera parte envuelta. La infidelidad compone un engaño, una mentira y sobre la base de los engaños y las mentiras no se obtiene edificar una pareja sana. Las relaciones de pareja saludables se erigen sobre la base de la honestidad, de la confianza, de la sinceridad; pero sobre la base de una doble vida, de infidelidades y de engaños no se puede levantar un lazo afectivo respetuoso y sano. Si una pareja concluye apalear una relación abierta, dónde ambas partes alcanzan poseer otras relaciones, en aquel momento no hay engaño, no hay fidelidad, hay un acuerdo sincero, honesto – más allá de que este tipo de relación funcione. En corriente, solemos apreciarnos atraídos por diferentes personas a lo largo de nuestras vidas. Si la atracción va un más allá de un simple desconcierto y se anhela asumir una relación de pareja comprometida, es importante tener claro si vamos a tener una relación abierta o cerrada y fundar las pautas de dicha relación desde el principio, con incondicional franqueza.
Mito 3: El amor no posee límites.
Otro grave error que se suele aceptar. “Si te amo, debo sacrificarme o pedirte que te sacrifiques por mí”. Error. Nadie corresponde ofrendar su propia vida “por amor” a otro. Todos apaleamos el MISMO derecho de vivir una vida plena, que nos satisfaga, nos haga felices, nos vigorice nuestra autoestima y por encima de todo, que sea imparcial. Los derechos de los demás acaban allí donde inician los nuestros y viceversa. Uno de los errores más graves es el de opinar que hay que sacrificarlo todo por la otra persona y recoger migajas a cambio. Si proveemos, es justo que recibamos en la misma medida. Ahora bien, si ambicionamos hacer caridad, hay miles de instituciones de beneficencia y hogares de niños a los que conseguimos ayudar. En las relaciones de pareja no podemos hacer caridad. Si te atiendo tus problemas y te aguanto, es justo que recoja lo mismo. Si tu tiempo vale, el mío también. No correspondemos anularnos para satisfacer al otro. No compensamos admitir que el nadie agravie nuestro derecho a ser oportunos y ser respetados. Por esta razón, es significativo que uno principie por respetarse a uno mismo. Si yo no me respeto, los restantes probablemente no lo harán. Las relaciones de pareja sanas, son un “ida y vuelta”. Te doy – me das. Y siempre en la misma medida.
Mito 4: Es importante participar todo.
Esto no es así. Si bien es significativo saber compartir, asimismo es importante saber poseer nuestra privacidad. Disfrutar un espacio propio es fundamental para nuestra salud emocional y para nuestra autoestima. Todos requerimos tener un área de intimidad con nosotros mismos, si bien más no sea para descansar y relajarnos. Precisamos un espacio para socializar con nuestras amistades, para colaborar en familia, para compartir con la pareja, para tratar temas laborales, para beneficiarse con cursos o beneficios académicos, para regocijarse de un pasatiempo o hacer algo creativo o solidario. No siempre correspondemos participar todo con nuestra pareja. Compartir todo, totalmente todo, con la pareja genera dependencia y es agobiante. Es muy sano tener un espacio propio, también.
Mito 5: El amor es para siempre.
Lastimosamente, nada es para siempre. La vida misma posee un principio y un fin. En los tiempos de nuestros abuelos, la gente se casaba “para siempre”. Aún hoy, mucha gente continúa especulando de esta manera. Pero, lo indiscutible es que acorde crecemos, maduramos. Y conforme maduramos, cambiamos, evolucionamos; y en este transcurso de cambio, a veces cambiamos además nuestros gustos, nuestros valores, nuestra manera de pensar, nuestra manera de ver el mundo. Y lo que apreciamos por una pareja, igualmente puede cambiar. Mis abuelos estuvieron casados por más de 50 años y fueron muy felices. Poseyeron altibajos, como cualquier pareja, pero siempre continuaron juntos. Eso está bien, no está mal. Pero es muy significativo tener en cuenta que, en las relaciones de pareja, no todo es color de rosa, no siempre es como en los cuentos de hadas y el amor se logra acabar. No asumimos que pasar del amor al odio. A veces, puramente, el amor se termina. Es transcendental admitir que las cosas alcanzan llegar a su fin en cierto momento. Si no amamos más a una persona o si nuestra pareja ya no nos ama, es una señal de respeto y dignidad acceder que la relación ha llegado a su fin y continuar nuestro camino. Exigir con atarse a una relación que ha terminado, no posee ningún sentido y no es sano.
Para poder apalear relaciones de pareja saludables es esencial ser sincero con uno mismo y valorarse. Si no tengo dignidad, si no me respeto lo bastante para hacer valer mis derechos como persona, los demás rara vez me estimarán o me respetarán y pretenderán asignar siempre sus derechos por sobre los míos. Las relaciones de pareja saludables involucran respeto, honestidad, transparencia, y desde ya, mucho amor. Pero, conmemoremos algo importante: amor no es ofrendarlo todo por el otro, no es tener una pareja celosa y posesiva. Amor es RESPETAR, respetarnos a nosotros mismos y respetar al otro.
Fuente Reinaldo Dos Santos
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