¿Por qué Satanael se rebeló en Orión y fue enviado a la Tierra?

En relatos del autor Ricardo González del Sitio Web LegadoCosmico, se nos revela una versión de la historia del también conocido Satanael, el ángel caído. Uno que pertenecía a las jerarquías superiores, pero que se rebeló al imperio en Orión.

¿Por qué se produjo la Gran Guerra en Orión ?

Ricardo González dice en relación a visiones y viajes astrales:

«Entonces se me mostró a un grupo de seres grandísimos y de aspecto insectoide llegando en poderosas naves para estudiar a RAH, la Gran Nebulosa de Orión.

Aquellos visitantes estelares – procedentes de la estrella Antares en la Constelación del Escorpión – deseaban comprender primordialmente el misterio de la creación de las esencias.

Su visita no fue bien recibida, por cuanto el celo de los oriones frente a la «santidad» de RAH o «El Dador de Vida» era extremo.

Y la tensión no pudo ser manejada, teniendo en cuenta que los visitantes de Escorpio estaban haciendo sus estudios sin haber comunicado de ello al Consejo de Orión.

Este episodio, ciertamente, ocurría mucho tiempo antes de la insurrección de Satanael, evento que se produjo hace unos 25,000 años de los nuestros y que está íntimamente ligado a la situación mundial actual.

Aquella «Guerra Antigua» que precedió la conocida rebelión del «ángel caído» fue inevitable: escorpiones y oriones se vieron involucrados en medio de un estremecedor enfrentamiento cósmico que, inclusive, comprometió a otras civilizaciones extraterrestres. Mundos enteros fueron exterminados.

En esta experiencia tuve fuertes visiones, donde vi emplear armas terribles y mortíferas, sumándose a ello el esfuerzo por ambos líderes opuestos de la guerra – Orión y Escorpio – en concentrar su avance tecnológico para la creación de nuevas armas y, por si todo ello fuera poco, «ejércitos de clones«.

En Orión se creó genéticamente una raza a servicio de esta verdadera «Guerra de Galaxias».

 

Creación de hombrecillos grises

Aunque de cuerpo frágil y pequeña estatura, aquellos hombrecillos grises serían dotados de una gran capacidad de aprendizaje, constituyéndose en poderosos científicos y operadores de tecnología.

Eran los principales aliados de los oriones. Su apariencia me recordaba a la descripción de los «grises».

En medio de todo este panorama un ser Orión resaltaba por su papel en la Guerra.

Se trataba de una entidad de rasgos humanoides, alta y esbelta, de tez blanca y largos cabellos negros.

Era un varón de ojos claros, profundos, penetrantes. Aquel Vigilante de la estrella Rigel era el propio Satanael.

Me sorprendió verle con esa apariencia y no como un humanoide reptil.

Supe entonces que «ellos» no siempre guardaron el mismo aspecto, y que podían «mudar» de cuerpo.

Debido al avance evolutivo que lograron, al morir y encarnar nuevamente, los extraterrestres de Orión no pierden el recuerdo de la experiencia adquirida en la vida anterior.

Poseen una «conciencia lineal».

Por ello, en un procedimiento que no podemos comprender aun en la Tierra, decidieron construir sus propios cuerpos o réplicas adultas, para ser ocupadas si su vehículo material era destruido o se detectaba ya inservible. Era como cambiar de ropa.

Todo esto me explicaba porqué no vi niños en Orión.

Entonces me imaginaba a un ser con una conciencia de 3,000 años de existencia encarnar nuevamente como bebé, y tener que vivir ese proceso, una y otra vez, hasta poseer un cuerpo adulto.

 

En la Tierra perdemos memoria

En la Tierra, desde luego, esto no es así, por cuanto nos encontramos en un peldaño distinto de aprendizaje, olvidando quiénes fuimos en una existencia anterior y creciendo en distintas familias, geografías y realidades para finalmente abrazar la iluminación que nos lleva de regreso a Dios.

Según los Guías, no poseemos aun la preparación necesaria para recordar todo cuanto hicimos.

Si en una sola existencia, los seres humanos nos vemos afectados por las personas que nos hicieron daño, que dañamos, que amamos, que perdimos, y diversas experiencias de impacto que nos sacuden, ¿qué pasaría si recordáramos el mismo proceso pero en 20 o 50 existencias? No soportaríamos.

Lo que nos permitiría prepararnos para asumir ello, es la conciencia de que somos en realidad seres cósmicos.

 

De «diplomático» cósmico a Rebelde

Volviendo al relato, Satanael, conmovido por el peligroso desarrollo de la guerra – y esto sonará desconcertante – llevó a cabo una intensa campaña por conseguir una tregua en medio del enfrentamiento cósmico, lo cual logró, entrevistándose inclusive con el mismísimo Consejo de Antares. Fue el inicio de la paz.

Sin duda, capítulos ignorados de nuestra historia cósmica como la Guerra Antigua, nos enseña que ascender en la escala evolutiva no nos libra de cometer errores.

Mientras más alto se asciende, la caída puede ser más fuerte. Y ello fue lo que ocurrió con aquellas milenarias civilizaciones extraterrestres.

Olvidaron «algo».

En aquella Gran Guerra estuvieron involucradas 33 civilizaciones extraterrestres. Y fruto de la paz y el intercambio mutuo en armonía, se creó el «Consejo de los 33», con un representante por cada civilización.

Satanael, por sus denodados esfuerzos en pos de la paz, fue elegido por unanimidad para ser el representante de Orión

El número 33, no está demás decirlo, tiene su secreto en este acontecimiento.

El lugar elegido para cobijar esta iniciativa cósmica sería aquel planeta azul que viese al inicio de la experiencia.

Lo llamaban Ahelón, en aquel tiempo la sede de tres importantes Consejos:

  • -el de los 14 de Orión, el de los 24 Ancianos de la Galaxia…
  • -el recién establecido Consejo de los 33, la base de operaciones de los «Emisarios de la Paz Galáctica» (no confundir con la llamada Hermandad Blanca de la Gran Estrella o Gobierno del Universo Local, constituido por 33 miembros: los 24 Ancianos y los 9 de Andrómeda).
  • Entonces se construyó una gran nave, blanca como la nieve, y de forma triangular como las siluetas de las pirámides de Egipto. Esta gran nave llevaría a los 33 a visitar diferentes mundos para sembrar aquel llamado a formar parte de Confederación Galáctica.

El que vino del plano mental: Luzbel,tal como un virus

Hicieron esto en nueve ocasiones, antes que llegara un insólito emisario al Consejo de los 14 de Orión.

Y he aquí que se me mostró la sede del Consejo de los 14 de Orión, recibiendo la visita de un extraño. Venía de muy lejos.

Aquel visitante, que irrumpía sin previo aviso en el Consejo de Orión, disfrazaba hábilmente su secreto origen. No era un ser extraterrestre.

Se trataba en realidad de una entidad llamada Luzbel, uno de los «resplandecientes» del Universo Mental, que había logrado «auto-otorgarse» en Orión –  empleando para ello un cuerpo extraterrestre – con la intención de influir directamente en el Consejo, y llevar nuevamente a los oriones a una guerra.

Una guerra que buscaba destruir a «los hijos de Orión», o más bien, sus hermanos: la humanidad de la Tierra.

El Consejo de Orión supo mantenerse ajeno a las oscuras intenciones del visitante.

Sin embargo, las ideas de Luzbel – eje de la saga del Plan Cósmico – iban ganando terreno y simpatizantes.

Entonces aquella entidad puso sus ojos en Satanael, el antiguo General de los Vigilantes de Orión.

Satanael caería en las tinieblas, transformándose en el principal seguidor de la causa de Luzbel: evitar que el denominado Plan Cósmico fluyera con los seres humanos como esperanza de cambio en el Universo.

El argumento de Luzbel hacía alusión a los primeros seres del Universo Material que vinieron a la Tierra hace unos tres mil millones de años, instalándose en bases submarinas en la Antártica – cuando esta se hallaba en el ecuador – en un escenario planetario donde los mares eran ácidos.

Aquellos visitantes provenían de la Constelación del Cisne, a 6.000 años luz de nuestro Sistema Solar.

Como nos enseñaron los Guías, aquellos científicos espaciales sembraron esporas en nuestro mundo, con la intención de cambiar la acidez de los mares y convertirlos en alcalinos, y así modificar las condiciones químicas del planeta para depositar una molécula auto-replicante, que derivaría más tarde en el desarrollo de formas de vida complejas.

La vida llegó del espacio. Fue sembrada por ellos.

Y la molécula «madre» que depositaron, provenía de la Gran Nebulosa de Orión. He allí la clave.

 

Los humanos debían superar el estancamiento evolutivo

Sin embargo, el ser «hijos» de Orión no era lo más terrible, sino que habíamos sido destinados a superar la crisis del estancamiento evolutivo que afectaba al Universo, y que sólo podía ser vencida por una humanidad que conectara los tres planos (Físico-Mental-Espiritual), afrontando el tránsito hacia esferas superiores a través de una conexión vivencial.

Los extraterrestres la habían «perdido» al volverse demasiado mentales, al punto de no fluir correctamente en la ley de libre albedrío que involucra a todas las formas de vida del Universo Material.

Por ello el Plan Cósmico se aplicó a nuevas humanidades como la nuestra, y no con las más antiguas por hallarse condicionadas a la dinámica anterior de comportamiento.

Sin embargo no era así para Luzbel.

 

Luzbel conspira con Satanael

De alguna u otra forma logró convencer a Satanael de que la humanidad de la Tierra debía ser destruida.

Y por si fuera poco, hasta afirmarle que constituíamos un peligro para los mismísimos oriones, por cuanto en un futuro, tarde o temprano, les destruiríamos al convertirnos en una civilización más poderosa.

Todo esto era un golpe muy estudiado, pues, si el Resplandeciente lograba polarizar a Satanael, sabía que el antiguo General de Vigilantes y hoy maestro representante de todo Orión, contaría con miríadas de seguidores. Y así fue.

En cierta medida, estas escenas – reconozco difíciles de aceptar – guardan similitud con la enseñanza de algunas religiones y filosofías sobre «Guerras en el Cielo» y «ángeles caídos».

Curiosamente, Satanael recuerda al Satanás bíblico, que dichos sea de paso su nombre hebreo significa «El Adversario«.

En primera instancia, el propio Satanael intentó convencer al mismísimo Consejo de los 14 para enviar una avanzada de aniquilamiento a la Tierra. Y al igual que su mentor, Luzbel, no tuvo éxito.

De hecho, los sabios maestros del Consejo comprendían que la propia existencia de la humanidad era parte de aquel plan superior, una estrategia que buscaba que nuevas formas de vida, pero con los mismos inconvenientes que ellos –  como la tendencia guerrera y colonizadora, por ello se habría sembrado la vida en la Tierra con patrones de Orión –  pudiese encontrar el «eslabón perdido» que permitiría restituir el orden quebrantado y por consecuencia alcanzar grados superiores de evolución.

Empero Satanael no comprendía. Estaba lleno de odio.

Algunos apartes de esta historia ya los conocía. Pero no todos…

Y era muy diferente pasar de conocerlos a «verlos», «vivirlos», «sentirlos». E inclusive – y los más intenso – «recordarlos».

 

Satanael mata a los 14 miembros del Consejo de Orión

Entonces vi cómo Satanael, frente al Consejo de Orión y poseído de ira – algo extraño para un Vigilante que generalmente controla casi como una máquina sus emociones-, levantó su larga y extraña arma con la cual disparó espantosas energías – como si fuese un fuego eléctrico – hacia los miembros del Consejo. Les destruyó a todos.

Era el inicio de la rebelión.

Con el tiempo entendí que el Consejo «había permitido» que este incidente ocurriese para justificar, como una medida de emergencia, el traslado de los consejos supremos a otras regiones del espacio más seguras.

Por ello la sede actual de los «24 Ancianos» se encuentra actualmente en Ganímedes. Fue trasladada a la luna de Júpiter luego de aquel violento episodio.

Y así, luego de ver y asimilar las fuertes sensaciones que produjo en mí esta escena, se me mostró el punto de conexión con la llegada de Luzbel a Orión.

Era una gigantesca puerta estelar, emanada desde la estrella Mintaka.

  • «Esta puerta, es una grieta de luz que comunica los Universos, un fenómeno que sólo se da en el núcleo de algunas galaxias y estrellas».
  • -Esa puerta, ¿adónde conduce? –  pregunté a la voz que me guiaba en esta experiencia.
  • «La energía de esta puerta fue la que te trajo hasta aquí. Es el faro que guía en los viajes estelares que conectan a Orión. Pero es más que eso. También es una ventana que conecta con el Universo Mental…«
  • -¿Puedo ver el Universo Mental? «No puedes». «Pero verás su reflejo, y quienes habitan allí…»

Y lo vi. Y aunque recuerdo todo esto, no puedo describirlo. Cierro mis ojos y lo veo nuevamente, más no sé cómo relatarlo. Si lo hiciese, si al menos lo intentase, ya no sería lo que observé…

Sólo lo puedo «ver» y «recrear» en mi mente.

Esta revelación me ayudó a comprender también la importante cercanía que tenían los seres de Orión con las inteligencias del Universo Mental – sus «apoderados»-, que se habían constituido en la principal dirección e influencia en las formas de vida que operaban en esta y otras regiones del Universo Material.

Por ello muchas civilizaciones extraterrestres, como los oriones, habían adoptado determinada línea de comportamiento que, con el tiempo, terminó limitando sus pasos en la evolución a pesar de haber avanzado mucho en un principio.

…Y conocía esa Puerta-Estrella.

Por algo me había llevado, desde la Gran Pirámide de Egipto en la Tierra, hasta allí…

La deportación de los Rebeldes

La rebelión de Satanael y sus seguidores se convirtió en una verdadera batalla interna, que por poco se volvió cósmica al extenderse la semilla de Luzbel como si se tratase de un virus.

Afortunadamente la Confederación Galáctica pudo reducir las hostilidades, obligando a Satanael y a los suyos en venir a la Tierra para revertir su error colaborando en la dinámica de aquel Plan Cósmico. Todo esto habría ocurrido hace unos 25.000 años.

La rebelión de Satanael, mucho más terrible de lo que nos imaginábamos (y sin olvidar el cargo que ocupaba cuando estalló su insurrección) afectó muchísimo la vida y organización espacial en Orión, que sumada a la fuerte crisis que significó la destrucción física del Consejo de los 14, creó un ambiente de incertidumbre e inseguridad, a pesar de que la Confederación Galáctica tenía ya el control.

Finalmente, un importante sector de los oriones, que no participaron de la guerra civil que desencadenaría Satanael, sumados al Consejo Galáctico, abandonaron Ahelón y otros mundos de Orión en un viaje espacial que los llevaría a las lunas de Júpiter, en nuestro Sistema Solar.

En Ganímedes, como recordamos llamado «Morlen» por ellos, se establecería la nueva sede del Consejo.

Renunciaron a su pasado guerrero, y dejaron atrás los abusos tecnológicos de la clonación. Volvieron a sus orígenes, hasta el punto de procrear nuevamente niños.

Mientras ello ocurría, Satanael y sus seguidores oriones en la Tierra, empezaban a sabotear el proyecto una vez más, enseñando conocimientos prohibidos y excesivamente peligrosos a los hombres de aquella época: eran los tiempos de la Atlántida.

Siempre me pregunté cómo la Confederación había permitido que Satanael llegase a la Tierra, teniendo en cuenta el peligro potencial, latente, que encerraba el leal seguidor de Luzbel.

Pero viendo todo esto, recordando, descubrí que formaba parte de un plan.

La presencia disociadora de Satanael en nuestro planeta es lo que llamaríamos «un mal necesario».

También se me reveló que fueron enviados a nuestro planeta en grupos. No vinieron todos los rebeldes en un sólo viaje.

El primero de estos grupos llegaría a la Tierra poco antes de la trasgresión de los 200 Vigilantes en el Monte Hermón (entre la actual Siria, Líbano y la antigua Israel) que como recordamos involucró la unión del equipo del Comandante pleyadiano Semiasas con mujeres humanas, dando como resultado una raza mestiza que constituirá más tarde la civilización atlante.

Nota: Este episodio se grafica al detalle en el denominado «Libro de Enoch«, un Apócrifo del Antiguo testamento. Ver: «El Libro de los Vigilantes».

El último grupo de deportados, con Satanael a la cabeza, llegó a nuestro planeta en los primeros tiempos de la Atlántida.

Un fenómeno que ya se había registrado en el primer grupo había alertado a la Confederación.

Se trataba de un envejecimiento prematuro, fruto de poseer cuerpos clonados y estar bajo una influencia energética extraña para ellos: nuestro propio planeta.

Esto no es descabellado, por cuanto el problema que enfrenta la clonación humana actualmente es, precisamente, el envejecimiento acelerado.

Cuando empezaron a envejecer rápidamente los primeros en venir, muchos de estos oriones, siempre bajo el mando de Satanael, se esparcieron sobre la faz del planeta en colonias, para intentar hallar en los laboratorios que pudieron construir, una alternativa o «antídoto»para prolongarse.

Mas la mayoría de estas iniciativas fueron suprimidas por los Vigilantes de las Pléyades (guardianes cósmicos que seguían el proceso del planeta).

Sin embargo, una vez más no fue suficiente.

Los oriones deportados, totalmente ajenos a la misión de ayuda para la cual fueron enviados en primera instancia a la Tierra, seguían generando peligrosas tensiones en los diferentes puntos donde se establecieron.

Los Vigilantes recibieron tarde la orden de destruir las pocas colonias que habían logrado establecerse y operar en el planeta.

No intervinieron en un principio porque dentro de los propios oriones que participaron en la rebelión, y que ahora se hallaban deportados con Satanael en la Tierra, había un grupo que no deseaba participar de la nueva revuelta; al contrario, deseaba ayudar sinceramente a la humanidad, con la cual se sentía identificado por proceder todos de la misma fuente de vida.

Esta tensión fue tan intensa que se estaba convirtiendo en una disputa interna entre los deportados.

Vi entonces que los Vigilantes de las Pléyades recibían la orden de destruirlos a todos. El foco de tensión era tal, que no se podía esperar más…

Reconocí, impresionado, los lugares donde se intervino bélicamente las pequeñas instalaciones y laboratorios subterráneos de los deportados, enclaves que hoy en día han sido visitados por grupos de contacto.

Entre ellos reconocí las selvas del Paititi, Monte Shasta, Saqqara, el Monte Sinaí, y Talampaya.

A los seres de la rebelión deportados a la Tierra, y que deseaban ayudar a la humanidad (pero que fueron alcanzados por esta inevitable intervención bélica de los Vigilantes pleyadianos) se les dio la oportunidad de encarnar en el futuro como seres humanos, y así participar en las diferentes misiones de ayuda que procurarían la concreción del Plan Cósmico.

Sé que suena atrevido e increíble. Pero ello fue lo que se me mostró.

Luego de cumplir con cada existencia en la Tierra, aquellas esencias de origen estelar volverían a Orión.

Este misterio, desde luego, no tiene explicación alguna en nuestro plano físico, sino en una determinación de los Guardianes del Destino, seres Ultraterrestres que desde el Universo Mental habían seguido los pormenores del Plan Cósmico.

Los otros seres de la rebelión, que se mantuvieron fieles a Satanael, correrían una suerte distinta: fueron apresados astralmente en unos extraños cristales de color verde; unos con forma de pirámide de base cuadrada, y otros con forma de octaedro.

Vi que esos cristales fueron instalados por los Vigilantes en cavernas.

De esta forma, se evitaba que Satanael y sus seguidores encarnasen en los cuerpos adultos que tenían ocultos en Orión y que la Confederación Galáctica buscaba infructuosamente para «confiscarlos».

La medida era lógica. De lo contrario, desde allí se habría iniciado una nueva guerra espacial…

Aunque esta, en verdad, no terminó.

La raza que fue creada en Orión en la Guerra Antigua, de pequeños hombres grises, fue controlada por Satanael.

Estos seres, que luego de la Gran Guerra habían sido desplazados de Orión a la Osa Mayor, fueron más tarde, como sabemos, la posibilidad de escape para los oriones atrapados en la Tierra; ello al intentar crear cuerpos biológicos donde los «ángeles caídos» pudiesen encarnar como paso previo de una fuga en masa desde nuestro planeta.

Sin embargo, los Guías también nos dijeron que la cuarentena planetaria (el cordón de protección que los Vigilantes han establecido en nuestro mundo) había logrado impedir mayores intervenciones de los «grises», como comúnmente se les conoce.

Un ejemplo de ello es el famoso caso Roswell: la nave en mención fue en realidad derribada por los Vigilantes de la Confederación.

No obstante a ello, desde las sombras, y a pesar de sus limitaciones al estar atado cual prisión astral a nuestro planeta, Satanael cocinaba su último y gran intento.

Entonces vi una entidad extraterrestre de aspecto reptiloide, al parecer, de rasgos femeninos.

Era una antigua Vigilante de Orión y por lo que comprendí «brazo derecho» de Satanael en la rebelión.

Había logrado escapar de aquella revuelta al mando de un importante colectivo de seres también con apariencia de reptiles-humanoides.

La Confederación, les había perdido el rastro.

Ellos viajaron a Antares (Escorpión) para pedir una suerte de asilo.

Fueron recibidos, y hasta intentaron convencer a los poderosos escorpiones de plegarse a una nueva guerra.

Y aunque sus antiguos enemigos no aceptaron participar, un grupo de ellos, en secreto y a espaldas del Consejo Supremo de Antares, convino en otorgar tecnología bélica que pudiese convertir a esta Vigilante y su pequeño ejército de reptiles-humanoides en una avanzada invencible.

Con esto, los escorpiones estaban violando el tratado de paz galáctica que, a consecuencia de la Guerra Antigua, señalaba que no debían producirse máquinas destinadas a planes bélicos o de agresión.

Esta situación, me hacía recordar todos los errores que hemos venido cometiendo en la Tierra: acuerdos quebrantados, conspiraciones, concilios de emergencia, guerras y armas prohibidas, rebeliones, periodos de paz y nuevas crisis por tensiones hasta ideológicas.

Era como hallarme frente a un espejo. Estábamos cometiendo el mismo error que «ellos». Pero también reflexionaba, lo trascendente que significaría superar esta verdadera prueba. Sentí en ese momento, la esencia del Plan Cósmico. Comprendí.

Pero la suerte de aquel grupo oriónida en Escorpio no fue tan abundante.

Sus cuerpos adicionales o réplicas físicas fueron finalmente hallados por la Confederación en Orión, y por lo tanto, controlados.

Así, estos seres fieles a Satanael, congelaron sus únicos cuerpos disponibles en Antares, para ser despertados miles de años más tarde, en el momento indicado en que se llevaría a cabo la «guerra de las guerras», el Armagedón o batalla de «ángeles» que cita la Biblia.

Los escorpiones, poco o nada podían hacer para ayudar en la creación de nuevos cuerpos.

De haberlo logrado, las réplicas físicas podrían haber permitido a este último grupo disidente de Orión prolongarse el tiempo físico necesario, para actuar en la guerra que pretendían iniciar contra la Tierra.

Mas la tecnología escorpión no era compatible en este punto.

Así, este pequeño ejército fiel a Satanael tenía tan sólo un cuerpo físico (el que llevan «puesto») para llevar a cabo sus planes.

Este punto en contra, frente a las fuerzas de la Confederación, había sido superado por la posesión de poderosísimas armas; entre ellas, una terrible y prohibida.

Se trataban de cañones de «antimateria», que habían sido adaptados por los escorpiones para no sólo destruir el cuerpo físico, sino también la «memoria virtual», que involucra todo lo aprendido a lo largo de vidas sucesivas.

Las criaturas alcanzadas por estas terribles armas, a consecuencia, «olvidarían» todo y empezarían de cero.

Un arma, desde luego, muy conveniente para ser utilizada no sólo contra los Vigilantes de la Confederación, sino contra la humanidad misma…

Vi también, cómo se me anunció en la experiencia de Celea, que este grupo ya había «despertado», y que se encontraba en camino a la Tierra portando aquellas temibles máquinas.

Y en eso, una imagen me sobrecogió:

Veía a Jesús, clavado y amarrado en unos gruesos maderos sobre un monte. Era la escena de la crucifixión…

«El amor que les enseñó este hombre de la Tierra es la verdad absoluta» – escuché.

«Orión fue conmovido al seguir su vida desde aquí. Nos hizo reflexionar sobre nuestros errores. Él, es también nuestra luz. Es un Maestro cósmico…»

E inmediatamente a estas palabras, me hallé nuevamente ante las 14 esferas de luz azul, en la antigua sede del Consejo de Orión.

¿La guerra ocurrirá? –  pregunté.

«Está ocurriendo…» .«Pero si te refieres a las intenciones de una nueva conflagración física, y esta vez contra la Tierra, te decimos que el planeta azul de los humanos no será tocado… y ello gracias a lo que puedan lograr»

Perdonar… –  repuse.

«Tú lo has dicho. Y cierto es, que sólo con esa manifestación suprema de amor, el Universo será salvo…»

 

 

Fuente: Tomado de Ricardo González del Sitio Web LegadoCosmico

 

Post Author: