A qué se debe el Bruxismo desde la perspectiva de la Bioneuroemoción

Bruxismo, perspectiva, Bioneuroemoción, oprimir en exceso, músculos de la mandíbula

El bruxismo (del griego βρύκειν) es la costumbre involuntaria de oprimir en exceso o rechinar los dientes. Se supone que inquieta imparcialmente a mujeres y hombres, adultos y niños, y a menudo induce dolor de cabeza y malestar de cuello, oído y músculos de la mandíbula.

Por la forma, diferenciamos varios tipos de bruxismo. En primer lugar, el céntrico o por opresión, que estimula daños en el cuello de los dientes, especialmente en los premolares. Este tipo de bruximo suele ir seguido de cefaleas de tipo tensional. Cuando prevalece la fricción dental y no el apretón, tenemos el bruxismo excéntrico que daña el borde incisal y oclusal de los dientes. Este movimiento de frotamiento dental inquieta sobre todo a los incisivos. La opresión y el frotamiento logran darse de manera sincrónica en la misma persona.

Si examinamos el momento en que se exhibe, observamos un bruxismo del sueño o nocturno. Corrientemente la persona no es consciente del problema; es el dentista el que observa el problema al evidenciar la marcada destrucción del esmalte y la dentina. Asimismo consta el bruxismo de vigila o diurno. Este del mismo modo se origina habitualmente de manera inconsciente y está afín a momentos de estrés notable.

*Agresividad cohibida y carencia del placer:

En una primera fase (grado I), el bruxismo puede exteriorizarse de manera fortuito y poco agresiva. A pesar de, cuando se reconcilia en un hábito ya concreto (grado II) es porque la ansiedad ya ha hecho acto de presencia. Aquí ya localizamos lesiones indiscutibles en las estructuras dentofaciales. Cuando el hábito no ha sido rectificado en las fases anteriores, podemos hallar casos de grado III, con un bruxismo transformado ya en algo invencible aunque la persona presuntuosa sea consciente de ello. En esta fase las lesiones en las estructuras dentofaciales son formidables. En la etapa inicial, el contacto dentario sin impulso ni contracción puede establecer una especie de juego o distracción; pero en un escenario de estrés, la presión se aumenta sin que la persona sea reflexivo de ello y la musculatura comprometida ya no se relaja. Queda claro, por tanto, que el bruxismo en sus aperturas es una costumbre inconsciente hasta que algún familiar notifica o el dentista observa un desgaste dental excesivo y anormal.

Más allá de las declaraciones físicas que involucra el bruxismo, lo que nos concierne desde la Bioneuroemoción es su contrariado biológico, el “para qué” del bruxismo, porque enuncia una agresividad no explícita, no declarada, muchas veces instintivo. Cólera potencial, en estado latente. El bruxismo puede revelar un sentimiento de imposibilidad para protegerse, para expresar las propias ideas. Suele revelarse en personas a las que les cuesta tomar decisiones o asimilar contextos e ideas nuevas. En habitual, los problemas dentales, como el bruxismo, son el enunciado biológico de problemas respectivos con la toma de decisiones. Hay una demora, una prórroga en la adopción de medidas por temor a los resultados que las primicias puedan tolerar. En otras palabras: temor a perder la seguridad que se disfruta en el presente.

Fuente Reinaldo Dos Santos

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