¿Qué son los círculos de mujeres de la luna llena?

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Desde la antiguedad las mujeres celebraron los ciclos de 28 días de la luna y especialmente cuando el satélite alcanzaba su fase llena, se reunían en círculos. Esta tradición se está volviendo a recuperar en Argentina y el mundo. Te contamos de qué se trata.

A lo largo de los tiempos, las mujeres nos hemos reunido a celebrar a la Luna, ya sea reconociéndola como regente de nuestros ciclos, como Diosa Madre o como potente imán para atraer nuestros deseos mediante conjuros y hechizos.

Algunas se reunían a menstruar juntas, a la orilla de los mares, lagos y ríos o simplemente sobre la hierba. Otras, en las planicies de América del Norte, lo hacían en círculos alrededor del fuego sagrado para compartir la pipa ceremonial, legado de la Diosa Etsanatlehi. Las hebreas –que en tiempos previos a la llegada de Yahve, aún adoraban a Ishtar y a otras Diosas- se refugiaban en las tiendas rojas, donde no solo se retiraban durante su período menstrual sino que allí aprendían las más jóvenes de las más ancianas todos los secretos acerca del significado de ser mujeres.

Lunas llenas por el mundo

Más tarde, durante el medioevo, nuestras antepasadas europeas se reunían en secreto, en los bosques sagrados, para mantener sus rituales y compartir sabidurías, a la vez que recetas de pócimas para la sanación del cuerpo y del alma. Nuestras ancestras de Sudamérica también compartían saberes y celebraban juntas de diferentes maneras, pero luego estas prácticas les fueron prohibidas, incluso por sus propios maridos, temerosos de que al volver a reunirse recuperaran algo de su antiguo poder.

Si bien muchas de estas viejas tradiciones sobrevivieron, habían sido olvidadas o relegadas como parte de la imposición patriarcal que tuvo lugar en todo el planeta, desde hace alrededor de cinco mil años. Pero hoy, mágicamente, las mujeres de todo el mundo estamos regresando a los bosques, a las cuevas sagradas y a los templos femeninos en los que transformamos los patios y las habitaciones de nuestras casas.

Nueva espiritualidad femenina Entre las pioneras del movimiento de la nueva espiritualidad femenina se cuentan Z. Budapest, Starhawk, Jean Shinoda Bolen y Vicki Noble, quienes recuperaron la costumbre de reunirse en círculos allá por la década de los setenta, en la costa Oeste de los Estados Unidos. Z. Budapest llegó a ser encarcelada por leer el Tarot en su tienda de Venice al igual que Starhawk, por haber participado de una protesta ecologista ya que su agrupación, Reclaiming, tiene como uno de sus principales objetivos la militancia activa para que cese la destrucción al planeta en nombre de la “civilización”.

Jean Shinoda Bolen suele comentar como anécdota la decepción que sufrieron cuando convocaron a un primer círculo de mujeres y solo asistieron cinco. Lo que hicieron entonces fue pedir a esas cinco mujeres que para el próximo encuentro invitaran a otras 5 amigas, y esas cinco a otras cinco y así, poco a poco, se está llegando al “millonésimo círculo”, como augura el título de uno de sus últimos libros, en un tiempo en que miles de mujeres se reúnen en todo el mundo en celebraciones, preferentemente, en noches de luna llena.

El boom de los círculos de mujeres de la luna llena en Argentina

Esas son las noches favoritas para los lobos. Y fue justamente el libro “Mujeres que corren con los lobos”, de la mexicana Clarisa Pínkola Estés, el que desató el boom de los círculos en la Argentina. Y es que la loba es un símbolo de la maestría y el liderazgo femenino, de modo que sus aullidos han ido convocando primero a las mujeres que han sentido el despertar de estas cualidades en ellas mismas y luego han invocado a otras para que, entre todas, pudieran inspirarse en la lectura, compartir tareas creativas y luego generar sus propios ámbitos de encuentro.

En mi caso, comencé a celebrar las Lunas a mi regreso de Glastonbury, en el año 2001. Creo que fue algo espontáneo ya que durante mi tiempo en Inglaterra solo acostumbrábamos reunirnos para los Equinoccios, los Solsticios y las fiestas intermedias con Samhain (Halloween, “celebración de la Abuela Sabia”), Imbolc (“Regreso de la luz y celebración de la doncella”), Beltane (“celebración de la pareja sagrada”) y Lammas (“Cosecha y celebración de la madre”).

Durante el primer año convoqué a las lunas de acuerdo al signo astrológico en el cual transitaba la luna llena, meditando o ritualizando a las Diosas cuyas energías refieren a las de cada signo. Luego comencé a celebrar círculos de tabaco sagrado con una visión femenina, diferente a los círculos tradicionales que honran al tabaco como “abuelo”. Desde siempre sentí su energía como la de Pety Yarí, una abuela amorosa y sabia cuyo humo sagrado nos hermana y nos conecta con la Divinidad desde nuestros corazones hacia nuestra comunidad.

Al poco tiempo conecté con el “Círculo de Trece”, un hermoso trabajo canalizado por Carolyn Hyllier, mujer de medicina que rescata las tradiciones chamánicas nórdicas e, inmediatamente después, con “Las Madres de los 13 Clanes Originarios”, de Jamie Sams. Otro año entero dediqué a explorar en solitario las energías de estas 13 abuelas, buscando correspondencias con las energías del hemisferio sur y así nació el taller “13 Lunas” y los encuentros se fueron enriqueciendo además con los conocimientos de la Hermandad de los Escudos, las 44 maestras chamanas cuyas medicinas son relatadas en los libros y seminarios de Lynn Andrews.

Paralelamente, muchas mujeres en todo el mundo iban también explorando las energías de la madre luna. La aparición en 1997 de la novela “The Red Tent” (“La tienda roja”), de Anita Diamant dio un nuevo impulso a los encuentros de mujeres. Alisa Stakweather y DeAnna L´am, entre otras, iniciaron el movimiento mundial de “Carpas rojas” alrededor del año 2007, que hoy se extiende por todo el mundo, con miles y miles de círculos de mujeres en prácticamente todos los países.

Cualquier mujer puede circular

Pero no es necesario tener grandes conocimientos acerca de la Diosa, los ciclos femeninos o los rituales. Cualquier mujer, cualquiera sea su edad, condición o lugar de residencia puede convocar a otras mujeres en su propia casa para comenzar a celebrar los misterios femeninos. ¿Por qué las mujeres? Porque somos nosotras quienes portamos la energía lunar. Nuestro ciclo es regido por la luna y en su fase de luna llena representa la plenitud que las mujeres estamos necesitando plasmar en nuestras vidas e inspirar las unas en las otras.

Se nos ha educado para despreciar nuestro ciclo menstrual, como si la sangre de la vida fuera “sucia” o “impura”. Muchas heridas han quedado impregnadas en nuestros cuerpos físicos, psíquicos, emocionales y espirituales. Heridas que transmitiremos a las nuevas generaciones, a menos que podamos sanarlas. Y como hemos sido desde siempre las sabias y “curanderas”, nos toca a nosotras mismas reparar lo que los sistemas de dominación intentaron destruir.

Fuente Entre Mujeres

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