Los cabalistas postularon que la divinidad accede al plano de la realización en diez esferas dispuestas en la figura simétrica de un árbol cuyas raíces están arriba y su copa abajo.
De acuerdo a la Cábala o Kabalah, corriente de pensamiento judío que nació en el sur de Francia y España en el siglo XII, el mundo es un reflejo de lo divino.
Los cabalistas postularon que la divinidad accede al plano de la realización en diez esferas dispuestas en la figura simétrica de un árbol cuyas raíces están arriba y su copa abajo.
La raíz de nuestras vidas, sería nuestra esencia divina que se manifiesta en diez esferas arquetípicas.
Estas diez esferas se organizan en tres columnas.
Las esferas forman triángulos con sus vértices hacia arriba, unidos por 22 senderos.
Podemos notar la correspondencia entre los diez sefiroth (esferas) y los arcanos menores numerados del 1 al 10 y entre los 22 senderos y los arcanos mayores.
El árbol de la vida representa un proceso de emanación de luz o energía, en la cual nada queda sujeto al azar, pues es gobernado por Dios.
El Árbol de la Vida describe un proceso que va desde arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.
Las semejanzas entre la constitución del Árbol de la Vida y el Tarot son notables y se pueden ver resumidas en el cuadro descrito a continuación:
Tarot | Árbol de la Vida |
22 arcanos mayores | 22 senderos |
4 palos o pintas | 4 mundos |
10 naipes numerados | 10 sefiroth o esferas |
4 figuras | 4 querubines o ángeles |
Visto lo anterior, no parece casual que en el Tarot de Rider Waite, la carta correspondiente al 10 de oros, máxima expresión del bienestar espiritual y material, esté representado el árbol de la vida, como una pista que nos invita a explorar las relaciones de este conocimiento con la simbología del Tarot.
Fuente: Guioteca
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