Somos energía

Hace 100 años Albert Einstein formuló su famosa ecuación E=mc2, revolucionando nuestra interpretación acerca del universo.

Materia y energía se convertían en conceptos intercambiables, ya que la energía da lugar a la materia y la materia da lugar a la energía.

Posteriormente, la Física Cuántica observó que toda la realidad es, en última instancia, vibración energética.

Esto es lo que el físico Max Planck declaró en su discurso de aceptación del premio Nobel por su estudio sobre el átomo:

«Como persona que ha dedicado toda su vida a la ciencia más perspicaz, el estudio de la materia, todo lo que puedo decirles sobre el resultado de mis investigaciones sobre los átomos es lo siguiente: “¡La materia no existe!“. Toda materia se origina y existe sólo en virtud de una fuerza que hace vibrar las partículas de un átomo y las mantiene unidas…».

El universo es un gigantesco campo de energía formado por la vibración de todo lo que en él existe.

El ser humano interactúa con este campo universal a través de un campo energético propio, formado por distintos planos o frecuencias de energía.

El aura o halo luminoso que rodea al cuerpo es la radiación electromagnética de cada uno de ellos. Cada uno de estos planos está conectado entre sí y lo que sucede en cada uno de ellos afecta a los demás.

Podemos distinguir los siguientes planos:

  • El plano físico (sistemas y órganos) y etérico (plantilla energética del cuerpo físico donde se experimentan todas las sensaciones físicas).
  • Los planos emocional (emociones) y mental (estructuras de pensamiento).
  • El plano espiritual y conciencial (conexión con uno mismo y el resto del universo).

cuerpos

Este cuerpo de energía precisa de una determinada vibración para mantenerse vital y saludable.

Cuando esa energía disminuye su nivel vibratorio perdemos nuestro equilibrio y nos vemos expuestos a contraer enfermedades.

El nivel vibratorio puede descender primero en los planos espiritual, mental o emocional e ir calando hasta llegar al cuerpo físico produciendo un bloqueo energético.

Ese bloqueo impide la correcta circulación de energía y si permanece mucho tiempo, puede dar lugar a la enfermedad en el plano físico.

Aunque estos procesos pueden durar años, es importante actuar sobre los bloqueos antes de que las consecuencias sean más graves.

La vuelta al equilibrio se consigue activando la propia energía vital.

La fuerza de la vida reúne en sí misma todo el potencial sanador necesario para liberar bloqueos y recuperar el flujo de energía. Esto contribuirá a reestablecer la salud y el equilibrio físico y mental.

© María Ródenas – Energía para el Equilibrio

 

Fuente: energiaparaelequilibrio.com

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