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Desde hace mucho tiempo se tiene la creencia de que el karma es algo malo, como una especia de venganza hacia uno. Pero la verdad, es que es el reflejo de lo que haces. Cada cosa que se hace (Bueno o malo) tiene consecuencias. Y cada una de nuestras acciones nos llevan a un resultado determinado. A pesar, de que muchas personas le temen al karma, al momento de hacer acciones no le dan mucha importancia.
Si nuestras acciones son buenas, generamos dharma: buenas acciones conllevan a buenos resultados. Y si nuestras acciones son malas, generamos karma: malas acciones conllevan a malos resultados.
La palabra karma significa ‘acción’ y se refiere especialmente a actos físicos, verbales y mentales. Las acciones que cometemos deponen huellas o impresiones en nuestra mente muy sutil que, con el tiempo, causan sus oportunos resultados. Nuestra mente es semejante a un campo de siembra, y las acciones que realizamos, a las semillas que en él se plantan. Las labores virtuosas son las semillas de nuestra felicidad futura, y las perjudiciales, las de nuestro sufrimiento. Estas semillas persisten ocultas en nuestra mente hasta que provocan su efecto, cuando se congregan las condiciones necesarias para su germinación. Conjuntamente, desde que se efectúa la acción original hasta que maduran sus resultados, pueden suceder por varias vidas.
Si nuestra voluntad está incluida con nuestra percepción y con nuestro corazón, conseguiremos actuar persistentemente de acuerdo a nuestra verdad interior, permitiéndonos soltar lo que nos hace daño o no nos concierne.
Durante nuestra vida, es esencial enfocarnos en practicar el desapego emocional, tanto a situaciones como a personas. Y para ello implica coraje, fuerza interior y determinación. Hay que procurar dejarse fluir, deshacerse de patrones y paradigmas que nos obstaculizan la evolución. Contantemente el ser humano en ciertas oportunidades enfrenta una batalla entre el corazón y la mente, y si se deja manipular por las emociones negativas del entorno o de otras personas, es cuando ocurren actos que no son puros ni son armoniosos creando Karmas. Recuerda que todo tiene un propósito y un fin y que cada uno de nosotros es parte de un plan perfecto para lograr el estado más puro del ser: amor, felicidad, plenitud y bienestar.
Fuente Reinaldo Dos Santos
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